domingo, enero 04, 2009

Racistas

Soy racista de la paz:
gente de ojos azules asesina,
gente de ojos negros mata,
gente de pelo rizado destruye,
gente de pelo liso dinamita,
gente de piel morena desgarra mi carne
gente de piel rosada derrama mi sangre.

Sólo los carentes de color
sólo los transparentes son buenos
porque me dejan dormir por la noche sin temor
y ver a través de ellos
el cielo.

Soy racista... Así dijo Yehuda Amijai (en hebreo יהודה עמיחי), uno de los más notables poetas judíos contemporáneos entre los que escogieron la lengua hebrea como lengua de escritura. La traducción al castellano se debe a Raquel García Lozano y la pueden leer en la antología Un idioma, un paisaje, que recoge la obra de Amijai hasta 1989.

Amijai nació en Wurzburgo, Alemania, el 3 de mayo de 1924. Su infancia y su adolescencia transcurrieron en los días de espanto de Hitler. La familia, amenazada por la expansión nazi como todas las familias judías, emigró a Palestina en 1935. Durante la Segunda Guerra Mundial, Yehuda fue soldado de la brigada judía del ejército británico. Descubrió la poesía en esta época, un día que examinaba los libros rescatados de un incendio. Tras la derrota del Eje Berlín-Roma-Tokio, Yehuda continuó combatiendo, ahora en apoyo de la fundación de Israel. Más tarde tomó clases de literatura en la Universidad Hebrea de Jerusalén y trabajó como profesor de preparatoria. Su experiencia en combate lo marcó profundamente para toda la vida, y algunos de sus textos más memorables se refieren a la vida del soldado. Murió de cáncer en el año 2000. En Israel se le considera uno de los más grandes poetas nacionales.


¿Qué habría pensado, sentido y dicho Amijai si hubiera alcanzado a saber de los crímenes que en 2009 está cometiendo en Gaza el Estado que vio nacer, el país que contribuyó a crear, Israel? Creo que lo que habría dicho es lo que dijo, lo que está contenido en el poema que acaban de leer. Un rasgo lamentable de ver en una comunidad tan vigorosa como lo es la judía —rasgo decepcionante y peligroso, para los judíos y para quienes se sitúan cerca de ellos— es que, después de la Shoáh (el genocidio hitleriano, que significó una pérdida de más de seis millones de judíos durante la última guerra mundial), muchos judíos, sobre todo los judíos israelíes, se contemplan a sí mismos como el Único Otro. La cultura cristiana está condenada a girar interminablemente en torno al círculo vicioso pecado-arrepentimiento; por eso mismo, los miembros de la civilización cristiana vemos en el otro (el prójimo) a un recipiente de nuestras acciones: le hemos causado placer o daño y le tenemos que pedir perdón. En cambio, los judíos que apoyan la masacre del Estado israelí no son capaces de verse más que como víctimas. Se ven a sí mismos como sobrevivientes de la Shoáh; son víctimas perpetuas y el mundo no ha acabado de saldar sus cuentas con ellos.

Al contrario de muchos israelíes y de muchos judíos, el poeta Amijai —en el texto anterior y en otros— no se mantuvo ciego; reconoció que el judío podía ser opresor y verdugo, ni más ni menos que un nazi, un árabe o un romano. Y dije el poeta Amijai porque no puedo saber qué habría pensado el ciudadano israelí Yehuda Amijai sobre la política actual. ¿Habría apoyado a su gobierno? Quiero pensar que no; pero esto ya no importa: el ciudadano Amijai está muerto. Pero los poemas de este hombre muerto son tan importantes como las palabras de un hombre vivo porque aprendió a ver al otro y fue capaz de darse cuenta de que el hijo de la víctima de ayer podía convertirse en el verdugo de hoy: el musulmán, el judío, el estadunidense, el ruso, el chino, el mexicano... Ese pueblo inocente de piel descolorida —no existe: su existencia es un ruego, o una fantasía. No podemos encontrar ninguna religión, clase, raza o etnia que se haya salvado de cometer un crimen. Todos hemos sido víctimas. Todos somos, o seremos, culpables.

2 comentarios:

marichuy dijo...

¿Qué habría pensado, sentido y dicho Amijai si hubiera alcanzado a saber de los crímenes que en 2009 está cometiendo en Gaza el Estado que vio nacer, el país que contribuyó a crear, Israel?

Erat, espero que algo muy distinto a lo manifestado por egregios judíos como Krauze % Cía.

Bello texto; es una verdadera desgracia lo que hace el Gobierno de Israel contra el pueblo palestino. Pero ya no diré más, porque luego vienen los sensibles a acusarlo a uno de "antisemita"

Et malgré tout, Bonne Année 2009

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Marichuy, creo saber a qué te refieres. Dentro de unos días colocaré en el blog un texto mío que está por aparecer en una revista, alusivo a esa situación.

Krauze & Cía., más que defectos de judíos, tienen los defectos propios de la corrompida "intelectualidad" mexicana.

Bello texto el de Amijai, en efecto. Desde su fundación, no han faltado los judíos críticos para con el Estado de Israel. Lo que ha faltado es que los escuche el mundo, incluyendo a los árabes y a los demás judíos.

Bonne Année, mon cher ami!