sábado, octubre 18, 2008

El imperio del eco

Puede parecer un acto de arrogancia decir que vivimos en el peor de los mundos posibles, pero eso es lo que creo. Y no creo estar exagerando ni mintiendo. Nuestra historia se ha escrito con páginas de esclavitud, de guerra interminable; una tribu oprimida por Egipto o por Roma, un indígena de la Conquista, un minero inglés del siglo XIX, si nos vieran no dirían que estamos en condiciones peores que las suyas. Pero el dolor de los que no sufrían —quiero decir el dolor de los que sólo miran al que vive el dolor, la clase intelectual, los periodistas, los profesores, los filósofos— era más incisivo y fructificaba en reflexiones más serias y más ricas. Su ingenuidad, cuando la había, era inconsciente y genuina. Ahora todos somos como un gigante viejo que no ha aprendido nada. Dejamos de ser ingenuos, y esto debería ser un logro, un costoso logro; pero las proposiciones que se escuchan no difieren gran cosa unas de otras. Es, como alguno ha notado, el imperio del pensamiento único, que también podríamos llamar el imperio del eco. A pesar de la velocidad y de la omnipresencia de los medios de comunicación, hay ahora mismo —en Asia, en África, en tu callegenocidios de los que no sabemos nada. Y en este mundo, que es también el imperio de la imagen, lo que no sale en la tele no existe. Y aunque viéramos lo que no vemos, aunque supiéramos que existe la muerte, ¿con qué respuesta le contestaríamos? Intelectualmente estamos desarmados. Espiritualmente estamos desamparados. Por eso el arte de hoy no vale nada. Es un arte contento. Terminó por formar parte de la industria del entretenimiento. Hace cien años justos, cien exactamente, la respuesta al dolor y a la muerte era arriesgada, atrevida. La humanidad se exponía a jalar hacia esta tierra otra tierra mejor. Cuando decía libertad”, “igualdad”, “fraternidad”, quería decir libertad”, “igualdad”, “fraternidad”. La boca decía lo que quería decir. El alma conocía las voces de la boca. En nuestros días no soñamos con libertad, sino con un sucedáneo de la libertad, ese franco timo (valga el oxímoron) que apodan libertad de mercado”, una coartada para consagrar el triunfo del más fuerte. La igualdad ni siquiera se plantea ni la echamos en falta y ni siquiera hemos fabricado sucedáneos. Tal vez el sucedáneo sea esa mentirosa “igualdad ante la ley que en nuestro país mantiene las cárceles llenas de pobres y en Estados Unidos llenas de mujeres y hombres de raza negra. El último deseo, el de fraternidad, no tiene por qué cumplirse cuando los otros dos no importan. Sólo realizan la fraternidad seres libres e iguales. Un millonario que le da unas palmadas en la espalda al obrero al que explota no desea fraternidad, simplemente expresa la satisfacción de establecer a través suyo bajo el consentimiento del otro un status quo (en buen mexicano: un “estate quieto”) de injusticia y dependencia.

Esto es el nuevo siglo y es el nuevo milenio: la satanización de todo lo que perturbe al imperio del pensamiento único. Ahí comienzan el temor al mestizaje y el odio a la figura del inmigrante, porque el mestizaje y el inmigrante rompen las aguas calmas, contrarrestan lo único, invaden de otredad. En una línea paralela, los perros de la ley transforman virtualmente en delincuente a todo aquél que se atreva a exigir una libertad y una igualdad auténticas; podemos decir que así como aun sin proponérselo el inmigrante es un rebelde (porque las leyes no toleran sus actos), de cierto modo, en un espejo, el rebelde es un inmigrante, porque no está contento aquí, porque espera encontrar otra tierra más allá de esta tierra, a la manera mosaica. Escribí “más allá... pero lo que perturba a los mantenedores del status quo es que los rebeldes quieren ver ese “más allá...aquí, precisamente aquí.

L
os años transcurridos del 2001 al 2008 los años del César George Bush II han bastado para imprimir en nuestra imaginación (ya paupérrima después de décadas de pan y circo, Hollywood y TV) un estereotipo del musulmán, el ruso y el guerrillero latinoamericano como villanos. Hasta individuos no violentos y en el fondo muy tibios como Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o Andrés Manuel López Obrador se han vuelto, por obra y gracia de la propaganda, casi jinetes del apocalipsis. Una vez impresos en el corazón de su pueblo tales estereotipos, resultó más sencillo para el César americano acabar con Irak.

Irak: el punto donde inicia la civilización. Esto sí tiene algo de apocalipsis. La invasión a Irak es mi razón más fuerte para creer que el mundo en que vivo es el peor de los mundos construidos y destruidos por la historia.

Lo más cruel es que invadieron el paraje donde nació la civilización... ¡en nombre de una supuesta
“defensa de la civilización! ¿Se acuerdan de las arengas anti-musulmanas de Samuel Huntington, Bernard Lewis, Oriana Fallaci y sus centenares de repetidores en la “intelectualidad” de todos los idiomas? En México también los tuvimos; iban del fingido tono “grave” de Enrique Krauze a la socarronería de su hijo León y llegaban a las bobadas del dibujante Paco Calderón. Todos ellos justificaron la aventura bushiana en Irak y no se han detenido para perpetuar la tergiversación de lo musulmán y de lo árabe.

Miles de piezas del rompecabezas arqueológico aún sin descifrar que podrían habernos hablado de Sumeria, de Asiria, de Babilonia, del nacimiento de la cultura, la poesía, la técnica y la religión
se perdieron en lo oscuro de la nada y no volveremos a verlas.

En nadie cabe ya una duda sobre la certeza de las escasas voces divergentes de 2003 (descalificadas por
“anti-americanismo y hasta por ¡“apoyar a Saddam”!). Los Estados Unidos no pretendían defender ninguna civilización occidental (suponiendo que exista una cosa digna de ese nombre). Nunca estuvieron preocupados por resguardar los largos caminos de la historia. Desde antes de la invasión su único objetivo tenía que ver con el presente de corto plazo: el petróleo.

Los súbditos estadunidenses han debido
tocar fondo antes de pedir que los rija un César cuya extracción sea diferente a la de la derecha ultra-conservadora que los ha gobernado la última década. Al fraude de Bush le sucederá la patraña de Obama.

Aunque quien toca fondo no es Estados Unidos, sino el mundo, y más duramente Irak. Unos 4000 soldados norteamericanos han caído en combate, pero tal vez un millón de civiles irakíes han muerto. ¿De dónde viene esta grosería de recordar sólo las bajas del invasor y
desaparecer de nuestra vista las muertes ocurridas en el seno del pueblo agredido? Viene de Vietnam. Se puede perder una guerra en el tereno físico y ganarla en el espacio virtual. Ésta es la principal lección que aprendieron los norteamericanos al evaluar su experiencia vietnamita.

A esa lección se debe que muchos ciudadanos en Estados Unidos crean que la de Afganistán fue una invasión menos problemática que la de Irak... ¿Notan que para los medios de (dizque) comunicación sólo Irak está en guerra y raramente mencionan a Afganistán? Pero en Afganistán
—algún historiador honesto hizo la observación en 2001 nunca han triunfado los conquistadores. ¿Por qué iba a triunfar el pequeño Bush donde fue derrotado Alejandro Magno?

Recuerdo las torpes líneas de David Rieff, quien reducía todo a
“frías matemáticas (enero de 2002). Estados Unidos debería ganar porque cuenta con la superioridad tecnológica; y según ciertos columnistas, también con la superioridad moral. La historia dispuso otro desenlace. El jefe de las fuerzas armadas gringas en Afganistán, almirante Michael G. Mullen, declaró (artículo del 17 de octubre de 2008) que la situación “no tiene visos de mejorar y que las tendencias observadas indican que, con toda probabilidad, empeorará a lo largo del año próximo. El máximo líder del Talibán, mulá Omar (¿lo recuerdan?, alto, parche en un ojo, amigo de Bin Laden), ofrece garantías de seguridad a Estados Unidos si éste se retira (nota del 1 de octubre): “los estadunidenses han sido incapaces de prever su derrota y ahora reciben cada día los cadáveres de sus soldados”. Otra vez dicho en buen mexicano (norteño, o tal vez jalisciense): Omar se pone en un plan de “no estoy pa pedirlas fiadas, estoy pa regalar. Hay una matemática que trabaja con números reales y otra que trabaja con números imaginarios. ¿Con qué clase de números creen que trabaja David Rieff?

Desde luego no se trata sólo de torpeza, o de que a Rieff le falte información, o de que a los escritores de derecha les complazca autoengañarse, ni de la humana incapacidad de prever el futuro (Rieff refiere al principio de su artículo que
un filósofo romano señaló alguna vez que no entendía cómo era posible que dos adivinadores se encontraran en la calle sin que se echaran a reír”; advierto que si alguien se topa con Rieff, podría morir de risa). Apenas sí se trata de esto que he enumerado; la intención subyacente a un texto como el de Rieff —y otros publicados en aquel momento es la de desmoralizar, sosteniendo una imagen de Estados Unidos como potencia irreductible, imposible de vencer en ningún terreno, mucho menos en el militar. En el Afganistán real, lo más probable es que las fuerzas norteamericanas se vean obligadas a entablar acuerdos para que, al menos parcialmente, recupere su poder... el Talibán. Y estaríamos de nuevo en el punto de partida.

Pero nunca se vuelve al punto de partida. Siempre se llega a un sitio mucho peor que aquél que alguna vez dejamos.

miércoles, octubre 15, 2008

Definición

un político es un culo
en el que se ha sentado todo el mundo excepto un hombre

* * *

Y no lo digo (sólo) yo. Es un poema de e. e. cummings, el décimo (X) de la parte novena (IX) del libro 1x1 (One times one, 1944): “a politician is an arse upon/ which everyone has sat except a man”.

martes, octubre 14, 2008

De Sabina para mi vecina

A dos días del aniversario del descubrimiento de América...

¡
¡FELIZ CUMPLEAÑOS, DIANA AMÉRICA!! :D
La partitura la tomé de aquí, por si te interesa.

Mi vecina se encuentra de visita en Alemania. Lleva varias semanas allá y se quedará todavía varias semanas más... Supongo que pronto conocerá España y otros lugares a los que siempre ha querido ir. Ya no es mi vecina de cuarto, pero sigue siendo mi vecina de mundo.

E
n lo que vuelve a México (si es que vuelve, porque ¿quién desea volver de la bellísima Europa, amante terrenal de Zeus?), en lo que vuelve a México, repito, para que yo le dé físicamente su regalo (que seguramente consistirá en un garbanzo o una habichuela, porque mi economía no da para más), te ofrezco este regalo virtual, hermanita. Mi mamá y yo te queremos mucho y te mandamos miles de abrazos. Deberías vernos, parece que estamos nadando en el aire (por el movimiento de los brazos).
Extraño como un pato en el Manzanares,
torpe como un suicida sin vocación,
absurdo como un belga por Soleares,
vacío como una isla sin Robinsón.

Oscuro como un túnel sin tren expreso,
negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso:
así estoy yo, así estoy yo sin ti.

Perdido como un quinto en día de permiso,
como un santo sin paraíso,
como el ojo del maniquí.

Huraño como un dandy con lamparones,
como un barco sin polizones:
así estoy yo sin ti.

Más triste que un torero
al otro lado del telón de acero:
así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo sin ti.

Vencido como un viejo que pierde al tute,
lascivo como el beso del coronel,
furtivo como el Lute cuando era el Lute,
inquieto como un párroco en un burdel.

Errante como un taxi por el desierto,
quemado como el cielo de Chernovil,
solo como un poeta en el aeropuerto:
así estoy yo, así estoy yo sin ti.

Inútil como un sello por triplicado,
como el semen de los ahorcados,
como el libro del porvenir.

Violento como un niño sin cumpleaños,
como el perfume del desengaño:
así estoy yo sin ti.

M
ás triste que un torero
al otro lado del telón de acero:
así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo sin ti
.

Amargo como el vino del exiliado,
como el domingo del jubilado,
como una boda por lo civil.

Macabro como el vientre de los misiles,
como un pájaro en un desfile:
así estoy yo sin ti.

M
ás triste que un torero
al otro lado del telón de acero:
así estoy yo, así estoy yo, así estoy yo sin ti
.

Ahora, yo sé que esta canción no es precisamente lo que uno acostumbra cantar en una fiesta de cumpleaños. Pero cuando la que cumple años no está...

Han de saber que mi vecina era la fan #1 de Joaquín Sabina en México (ahora
es la fan #1 de Joaquín Sabina en Alemania). A mí... bueno, me gustan los primeros discos del tipo. Otro día hablaremos de él. Pero Hotel, dulce hotel es un buen disco y la letra de esta canción no está nada mal.

Y que no te preocupes, sigo cuidando como si fueran niños a tu perro, tu gato, tu tortuga y tu pájaro. :)

sábado, octubre 11, 2008

La Guerra Fría, recalentada

Mi artículo de este mes para el periódico Kiosco.

La Guerra Fría, recalentada
Gerardo de Jesús Monroy
erathora@gmail.com

Sólo dos líderes rusos de los últimos tiempos son estimados sin melindres por los medios de comunicación occidentales: el bien portado Mijail Gorbachov y el bebedor social Boris Yeltsin. Se les galardonó con flores, canciones, homenajes, artículos elogiosos en revistas, grados honoris causa... ¡hasta con un premio Nobel! Ambos se encargaron de desmantelar la Unión Soviética; ¿cómo no iban a adorarlos en Europa y América? Por el contrario, las referencias acerca de Vladimir Putin, sucesor de Yeltsin en la presidencia de Rusia y actual primer ministro del país, bosquejan a un individuo hermético, sorpresivo y por ello nada confiable, decepcionante porque no es el demócrata con quien el mundo civilizado anhelaría hacer tratos, sino otro autócrata absoluto en la fila de déspotas orientales que va de Iván IV Vassilievich a Iosif Vissarianovich Djugashvili.

En fecha tan temprana como 1992, la población de Osetia del Sur manifestó en un referendo su ánimo de independizarse de Georgia pero ésta, de la cual formalmente Osetia del Sur sigue siendo parte, se niega a reconocerla como una entidad distinta. A lo largo de 16 años y medio, entre Georgia y Osetia se han sucedido conflictos armados, reconciliaciones forzadas, intentos de diálogo; la tensión entre ambas repúblicas no ha podido ser aligerada de manera permanente. Tras la cumbre de abril del año en curso, la OTAN se mostró conforme con la eventual admisión de Ucrania y Georgia dentro de su coalición; de sumarse las dos ex-repúblicas soviéticas a la OTAN, la seguridad nacional de Rusia quedaría en riesgo, por lo que Putin empezó a acercarse a los independentistas de Osetia del Sur y de Abjasia. La noche del 7 de agosto, el ejército georgiano se introduce por tierra y aire en Tsjinvali, capital oseta. Rusia y Osetia responden al ataque. Al día 15 se estimaban decenas de rusos muertos, cientos de georgianos y mucho más de mil osetas.

Tsjinvali ha sido devastada; y no obstante haber sido el pueblo oseta el peor afectado en esta intensa guerra de diez días, Occidente, a través de su radio, a través de su prensa y su televisión, pretende engañarse a sí mismo haciéndonos creer que el enorme Goliat, el oso ruso, emprendió una inmoral y desmedida agresión contra el indefenso David georgiano. Los nombres de Rusia y Georgia ensombrecen la castigada figura de Osetia. Tal vez por eso tú también, lector hipócrita a pesar de ti mismo, crees y dices y repites los viejos clichés anti-rusos: que en el país gigante nunca dejaron de mandar los zares; que Stalin era un zar; que Stalin le da al mundo lo mismo que da Hitler. A partir de semejantes premisas irracionales, el subsecuente paso irracional es afirmar que los líderes rusos de hoy día, Putin y el presidente Dmitri Medvedev, son zares, son Stalin y son Hitler.

Detalles no muy importantes

Este paso ha sido dado por Robert Kagan, ex-analista de asuntos internacionales para el ex-presidente de Estados Unidos Ronald Reagan. Kagan publicó el lunes 11 de agosto en su columna del Washington Post un artículo (“Putin makes his move”) que comienza con esta sorprendente declaración: “Los detalles de quién provocó que se adelantara la guerra de Rusia contra Georgia no son muy importantes. ¿Recuerda usted los detalles precisos de la Crisis de los Sudetes, antes de la Segunda Guerra Mundial, que causó la invasión a Checoslovaquia por parte de la Alemania nazi? Por supuesto que no, porque esos dilemas morales se recuerdan como una tragedia pequeña dentro de un drama mayor”. Estoy citando la versión en castellano del artículo (“Putin hace su jugada”) aparecida el 13 del mismo mes en el periódico mexicano Excélsior.

Para Kagan —un pensador cuyo ascendiente ha reconocido John McCain, candidato republicano a la presidencia norteamericana—, los antecedentes del conflicto caucásico no son relevantes. Equipara a la Rusia de hoy con la Alemania de ayer; si los lectores de Excélsior y del Washington Post no experimentan ningún sobresalto, se debe a que un sinfín de periodistas e historiadores nos han ido preparando durante las últimas décadas para asimilar sin resistencia las comparaciones entre el socialismo ruso y el fascismo alemán.

“La Rusia ‘federal’ de Putin ha sido zarista y soviética, es decir, totalmente contraria a la aparición independiente de las repúblicas ex-soviéticas”, escribe en El Universal el martes 12 (“Georgia, un nuevo volcán para Putin”) el profesor de la UNAM Juan María Alponte. Para Alponte, la política de George Bush II en el Cáucaso es “de contención” (“Sarkozy y la ONU buscan la paz en Georgia”, El Universal, 15 de agosto), “toda la política exterior de Putin ha consistido en someter las ex-repúblicas separadas al centralismo de Moscú” (“Rusia: la explosión de las ex-‘repúblicas’”, 1 de agosto) y otra vez: “Moscú impone la doctrina de los zares y la de la ex-URSS” (“Georgia, un nuevo volcán...”). En el número 387 (17 de agosto) del semanario Vértigo (“Georgia: otra vez ante los imperios”), Alponte repite “que Stalin, Lenin y Putin no aceptaron nunca la modificación de las fronteras históricas del Imperio Zarista como fronteras de la nación”.

Pese a ostentarse como historiador, Alponte no explica que, en el siglo XIX, osetas y georgianos se sometieron al imperio ruso buscando protegerse del imperio turco. Además, la reiterada comparación entre Putin y los bolcheviques es extravagante, pues las fronteras que defiende Alponte cuando critica a Putin fueron trazadas por ¡Stalin! A Alponte no le interesa ni el Lenin ni el Stalin de la realidad; para él Lenin y Stalin no son personas, sino fetiches de los que se sirve para avalar la política de Bush II contra Rusia; “de contención”, sí, por supuesto. Hay que hablar mal de Rusia hasta cuando el tema no es Rusia; consúltese “La dura cuesta hasta los votos de noviembre” (Vértigo 390, 7 de septiembre), donde el invariable Alponte arremete contra Putin en un artículo destinado en principio a analizar la contienda presidencial estadunidense.

Ciego con el presente como con el pasado, Alponte no dice que la Georgia davidiana enfrentada al Goliat ruso tiene detrás de ella otro Goliat mayor que es su sostén. Las armas norteamericanas apuntalan a Georgia. Los medios de comunicación minimizan u omiten la participación de Estados Unidos en el conflicto, la asimilan a la “ayuda humanitaria” que Bush jura que enviará al Cáucaso y aun llegan a apoyar a Norteamérica como “fuerza estabilizadora”. Los mandos militares georgianos han sido instruidos por efectivos estadunidenses, pero este “detalle” (Kagan dixit) “no es muy importante”. Georgia destina 70% de su presupuesto a comprar armamento y, después de Estados Unidos y Gran Bretaña, es la nación que más tropas ha enviado a Irak: otro “detalle no muy importante”. Tampoco parece “importante” que Mijail Saajashvili —el presidente georgiano— haya violado la tregua que tradicionalmente supone la celebración de los juegos olímpicos para, con Medvedev y Putin en Beijing, ordenar el ataque contra Tsjinvali.

El 14 de agosto, Ralph Peters, teniente coronel del Ejército de Estados Unidos, publicó en su columna del New York Post un texto (“A Czar is born”) donde, después de insultar al pueblo ruso con juegos de palabras (“the Russians are alcohol-sodden bar barians”), vuelve a la amañada comparación entre la dirigencia rusa actual y la del pasado: “ni un solo líder del mundo libre que se desempeñe hoy en el cargo puede medirse con el zar Vladimir el Grande”, “Sarko creyó ejercer un gran prestigio como estadista, pero Putin no lo vio más que como un ‘tonto útil’ (en jerga leninista)”. Sarko es el apodo con que Peters desprecia a Nicolas Sarkozy, presidente de Francia y mediador en el conflicto. El zar Vladimir es, obviamente, Putin: un zar leninista; al fin y al cabo, ¿qué tanto vale la congruencia histórica? En público, de acuerdo con un reporte de Daniel Luban, Peters ha comparado a Putin no sólo con Stalin sino con Hitler: “nos enfrentamos al resurgimiento de una gran potencia con ambiciones imperialistas megalomaníacas, dirigida por el líder más eficaz del mundo actual. Encuentro una terrible reminiscencia con los años 30” (“Neoconservadores de EEUU comparan a Putin con Hitler”, portal electrónico Inter Press Service, 14 de agosto).

Un cada día más vergonzoso Carlos Fuentes escribe en el periódico argentino La Nación (6 de septiembre): “Putin llegó con la clara intención de restaurar el poder de la Gran Moscovia. Él es heredero de Iván el Terrible, de Pedro el Grande y del terrible, aunque no grande, Stalin”. Es sin duda sombrío que quien fuera un gran novelista repita falsedades sin imaginación, pero en esta muerte decidió Carlos Fuentes que desembocara su vejez.

Osetia en la tele gringa

Shepard Smith, conductor del noticiario Fox News en Estados Unidos, entrevistó el 13 de agosto a dos norteamericanas de ascendencia oseta: Amanda Kokoeva, de 12 años, y su tía Laura Tedeeva-Korewiski, quienes se encontraban visitando a sus parientes en Osetia del Sur cuando comenzaron los bombardeos. La entrevista discurre amablemente hasta que la niña les da las gracias a los soldados rusos que la rescataron y recuerda que los ataques contra los civiles provenían de Georgia. La tía menciona el nombre del culpable de la guerra: Mijail Saajashvili. Smith interrumpe a la mujer y anuncia un corte comercial. Laura suspira: “sé que no quieres escuchar esto...” Al volver del corte, Laura intenta desarrollar su juicio: no el pueblo de Georgia, sino el presidente Saajashvili es el culpable. “Debe de renunciar”, dice. Smith la interrumpe por última vez: “eso es lo que quisieran los rusos”. La entrevista finaliza. No duró más de tres minutos.

martes, octubre 07, 2008

Para una gaviota

En marzo se cumplieron 40 años de la publicación del primer disco de Joni Mitchell. Las ediciones recientes incluyen, como debe ser, el título en primer plano; pero en la primera edición, de 1968, no se incorporó el título a la portada por un error del departamento de publicidad de Reprise Records. Debido a tal error, el disco es conocido tanto con el nombre de Song to a seagull como con el nombre de la autora, simplemente.

Joni Mitchell se llama, en realidad, Roberta Joan Anderson. Nació el 7 de noviembre de 1943 en Alberta, Canadá. H
a desarrollado una de las carreras más significativas en el ámbito del pop y en la canción folk o de protesta, donde hay figuras tan importantes como las de Joan Baez, Judy Collins, Bob Dylan o The Band. Además (cosa rara para una folk singer) se ha introducido con éxito —quiero decir con éxito artístico y no sólo comercialen el difícil terreno del jazz; trabajó al lado de Wayne Shorter, Jaco Pastorius y Pat Metheny; homenajeó a Charles Mingus y hace un año Herbie Hancock la homenajeó a ella en River: The Joni letters. Los escuchas más jóvenes pueden percibir la influencia del estilo de Joni en vocalistas interesantes como Tori Amos y Fiona Apple. Joni es también artista plástica; las portadas de casi todos sus discos (también la de Song to a seagull) han sido diseñadas por ella, quien ha llegado a precisar en diferentes entrevistas que la pintura es su vocación original: “soy una pintora desviada de su camino por las circunstancias”.
Table, Laurel Canyon I. Marcador sobre papel, 1969.

Table, Laurel Canyon II. Marcador sobre papel, 1969.

Las piezas de Song to a seagull fueron escritas durante días muy difíciles; su matrimonio con Chuck Mitchellun cantante de folk de quien conservó el apellidohabía terminado y ella, sumida en la pobreza, cedió en adopción a su hija Kelly (hoy Kilauren Gibb). El padre era un antiguo novio de la escuela. Joni no volvió a casarse ni a tener hijos.

Si bien Joni, antes ya de realizar su primera grabación como cantante, había escrito piezas que resultaron exitosas para otros intérpretes (Eastern rain para Fairport Convention, The circle game y Urge for going para Tom Rush, Chelsea morning y Both sides now para Judy Collins), prefirió no hacer versiones de ninguno de estos temas en su disco debut.

Cada lado del LP es una parte autosuficiente, aunque ligada a la otra; un “movimiento”, diría un compositor sinfónico: la mitad de una obra elaborada como una totalidad conceptual. I came to the city es la Parte I de la obra (el lado 1 del LP) y Out of the city and down to the seaside la Parte II (el lado 2). El tema que le da unidad al álbum es la ciudad, la ciudad con sus multitudes, sus soledades, sus tinieblas y sus historias infinitas de amor y desamor; en esto me recuerda, aunque sea de lejos, a En esta ciudad, tal vez la grabación más conocida de Cecilia Toussaint, un álbum conceptual dedicado a la Ciudad de México. Pero otro tema acompaña como una línea paralela al anterior: es el sentimiento ansioso de abandonar la ciudad, uno de los anhelos típicos de la era hippie.

Joni, una de esas compositoras no tan abundantes como podría parecer a primera vista— preocupadas tanto por la música como por la letra de sus canciones, dedicó el disco a: Mr. Kratzman, quien me enseñó a amar las palabras. Mr. Kratzman, de quien Joni no recuerda el primer nombre, era un australiano, su profesor de Inglés cuando ella tenía entre 11 y 12 años. Fue la persona que la animó a escribir.

El primer video incluye dos canciones, Marcie y Nathan La Franeer, interpretadas en vivo en el festival del río Mississippi en Edwardsville, Illinois, el 7 de julio de 1969. El
segundo es Sisotowbell Lane (Sisotowbell es un acrónimo que viene, según Mitchell, de Somehow, in spite of trouble, ours will be ever lasting love: De algún modo, a pesar de los problemas, nuestro amor será siempre duradero). El tercero contiene el tema que le da título al disco: Canto para una gaviota.

Nota: también he actualizado mi otro blog, con una entrada sobre el muchacho que le gritó sus verdades al espurio. Clic aquí.



Marcie y Nathan La Franeer


Sisotowbell Lane


Song to a seagull

viernes, octubre 03, 2008

Historia de una noche

Escucha...

Escucha
El rumor escucha
Las cadenas que lleva el torrente
Oye, mira
El terror cabalga en aras de bayoneta
Acércate amor mío, no temas, ya pasará

Nos cubrieron con lazos de dolor
Nos robaron el lenguaje de los astros
No temas ya llegará la aurora

En la negritud se volcó la imagen
Nos rompieron los cráneos
Y mis cabellos bañan la simiente
Estréchate ya pasará el frío

Se crecieron las negras raíces
Serpiente verdesmeralda
Formada de cristal de gritos
Nos negaron el silencio
Y nos acogotaron con sus voces
Ya pasará amor mío no temas

Eduardo Santos
Facultad de Comercio de la UNAM, Revista de la Universidad

*

Listen...

Listen
For the murmur listen
For the stream of chains
Listen, look
Terror gallops on an altar of bayonets
Come closer, my love, fear no more, it will be over

They covered us with ribbons of pain
They robbed us of the language of the stars
Do not be afraid, dawn will come

The image was thrown into the blackness
They broke open our skulls
And strands of my hair cover the seed
Hold tight, the cold will go away

The roots of darkness rose
Emerald-green serpent
Made of cries that shattered the glass
They denied us the silence
And choked us with their voices
It will be over, my love, fear no more

Translated to English by Atenea Acevedo and revised by Machetera, Tlaxcala

*
México, 2 de octubre de 1968: noche de Tlatelolco, muerte del movimiento estudiantil
Ernesto Páramo
Tlaxcala
2 de octubre de 2008
Tragedia, representación teatral para recordar los acontecimientos del 2 de octubre de 1968; fue escenificada el 2 de octubre de 2006 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Foto: Roberto García/ La Jornada.

Los hechos de la noche de Tlatelolco están aún cubiertos, 40 años después, por una neblina densa y fría que oculta la identidad de una multitud de actores secundarios que, a pesar de serlo, tuvieron papeles de importancia en esta tragedia. Aquellos actores principales que tomaron las decisiones y que tuvieron responsabilidad directa por los acontecimientos que condujeron a la masacre: el presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, el jefe del Estado Mayor Presidencial general Luis Gutiérrez Oropeza, el comandante de la operación militar en Tlatelolco general José Hernández Toledo y el comandante del Batallón Olimpia Coronel Ernesto Gutiérrez Gomes Tagle, entre otros, junto con aquellos que se dedicaron a crear confusión como estrategia de desinformación en los días que siguieron a la masacre, han permanecido fuera del alcance de la ley y de la justicia.

Sin embargo, la sangre de los jóvenes y las lágrimas de los adultos todavía están frescas y llenas de dolor.

Tlatelolco, ilustración de Juan Kalvellido

Las marchas masivas de más de 700 mil u 800 mil estudiantes, trabajadores, amas de casa y empleados de oficina que tardaban más de tres o cuatro horas en llegar al Zócalo a partir del Museo de Antropología, aún están presentes y frescas en la memoria de quienes participaron activamente y de quienes formaron valla en silencio a lo largo del camino para verlos pasar y darles su apoyo.

Es cierto que el Consejo Nacional de Huelga no fue disuelto sino hasta el 4 de diciembre en un mitin en Zacatenco. Sin embargo, también es cierto que después de la noche del 2 de octubre y la masacre de Tlatelolco, con cientos de estudiantes y espectadores muertos, miles de encarcelados en prisiones y campos militares o víctimas de persecución por parte del estado y sus fuerzas de represión, el movimiento estudiantil realmente dejó de existir. Aparte de intentos de protesta aislados, durante la ceremonia inaugural de la XIX Olimpiada, que fueron rápida y brutalmente suprimidos, el movimiento prácticamente desapareció.

Hay dos versiones, aparentemente contradictorias, de los acontecimientos de la noche del 2 de octubre, y ellas dependen principalmente del lugar en el que se encontraban los observadores, del tiempo en el que realizaban sus reportes y de su interpretación personal bajo circunstancias de peligro extremo.

Se celebró un mitin público que fue anunciado para empezar a las 17:00 horas en la Plaza de las Tres Culturas, en el cual se encontraban una gran variedad de gente: Padres de familia con niños pequeños, estudiantes, trabajadores, obreros. Los oradores exigían en tono verbal agitado que terminara la represión violenta ejercida por las diferentes fuerzas policíacas, cuando de pronto se dejaron oír ráfagas de ametralladora sin saber exactamente de donde venían.

La gente empezó a correr tratando de escapar en un pánico ciego, lo que produjo muchos lesionados.

Gustavo Díaz Ordaz

Durante estos momentos de caos, francotiradores situados en los edificios de la Unidad Habitacional de Tlatelolco empezaron a disparar en contra de las unidades del ejército que se encontraban ahí. El tiempo, las 18:10. La batalla se generaliza oyéndose ráfagas de ametralladora interrumpidas por largos lapsos de silencio y después del silencio, las ráfagas de nuevo.

La mayoría de los disparos en contra del ejército se hicieron desde el edificio 16 de Septiembre: el ejército respondió usando 2 tanques que dispararon con sus cañones en contra del edificio. Esto produjo inmediatamente un incendio y un número desconocido de víctimas que debe de haber sido muy grande.

Muy pronto se hicieron numerosas llamadas telefónicas a la Cruz Roja y a la Cruz Verde para que atendieran a las víctimas y para que las transportaran a las clínicas y hospitales que les pudieran ofrecer ayuda médica. Las ambulancias hicieron una cantidad innumerable de viajes con los heridos durante toda la noche.

En estos momentos se puede observar una gran cantidad de heridos, pero ningún muerto. El rumor empieza a circular de que hay dos soldados muertos.

Aunque la batalla se llevaba a cabo en toda la unidad habitacional, sólo se podían ver dos camiones quemados a las 19.30 horas.

Muchos curiosos que se encontraban en el lugar de los hechos recibieron heridas de bala.

Como decíamos antes, hay varias versiones de los acontecimientos y de cómo empezó la balacera. A las 19:40 horas circulaban dos de ellas.

Luis Echeverría Álvarez

La primera dice que 3 helicópteros se encontraban volando sobre el lugar, cuando de pronto uno de ellos dejó caer una luz verde, que se asume fue la señal para que el ejercito empezara a atacar.

La segunda dice que una patrulla policíaca pasaba frente al edificio 16 de septiembre, cuando fue atacada con armas de fuego y testigos aseguran que miembros de la policía montada empezaron a disparar en contra de los habitantes del edificio. Inmediatamente después llegó el Ejército con sus tanques, abriendo fuego con sus cañones y provocando un incendio que se extendió con rapidez.

Los oradores hicieron un esfuerzo desesperado para controlar esta situación tan violenta, pidiendo a los asistentes que no hicieran nada que provocara una reacción del ejército o de la policía.

Un helicóptero bajó mucho sobre la Plaza de las Tres Culturas, donde se llevaba a cabo el mitin y dejó caer una luz verde. De inmediato se inició la balacera y el ejército inicio sus operaciones.

A las 19:15 horas en el punto más feroz de la violencia. La balacera se extiende desde la calle Manuel González en el norte a la calle Sol, lo que incluye la totalidad de la Unidad Habitacional de Tlatelolco.

Grupos de granaderos se ven por todas partes persiguiendo a los estudiantes y disparando a matar con sus rifles.

A las 19:15 horas un Volkswagen blanco, circula a alta velocidad por la calle Manuel González, se detiene por unos momentos en la Glorieta Peralvillo, dispara varias veces a los soldados y escapa.

A las 19:45 horas en la calle Prolongación de San Juan de Letrán y Sol unos 100 estudiantes hacen un mitin, y el orador los arenga a través de un megáfono, para que se mantengan unidos sin tenerle miedo a la muerte.

De repente una camioneta panel blanca llega ahí y se estaciona, todos los muchachos se dispersan hacia el sur.

En las calles de Zarco y Nonoalco se ve un autobús de la línea San Rafael-Aviación destruido. En las calles de Guerrero y Nonoalco se encuentra otro de la línea Guerrero-San Lázaro en llamas. En Lerdo y Nonoalco hay un autobús de la línea Peralvillo-Tlanepantla en ruinas.

A las 20:00 horas se ven escenas desgarradoras de padres de familia buscando a sus hijos por los alrededores.

Por el edificio de Relaciones Exteriores se puede ver a una señora cargando a una niña de tres años, camina unos pasos y se desmaya.

A las 20:19 horas El Ejército entra en masa a la Plaza de las Tres Culturas con varios carros ligeros de combate y un gran número de soldados. Al mismo tiempo, aproximadamente 100 estudiantes fueron conducidos a San Juan de Letrán en 18 transportes militares como prisioneros.

Por más de 30 años el Gobierno Federal ha negado la existencia de detenidos y desaparecidos en el Campo Militar Número Uno, sin embargo, documentos oficiales de la Procuraduría General de la Republica y de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad sobre la represión del 2 de Octubre de 1968, localizados en el Archivo General de la Nación, desmienten las versiones que prevalecieron por más de tres décadas.

Después de que el ejército entró a la Plaza de las Tres Culturas se podía ver una gran cantidad de muertos. Algunos de los cuales, se empezaba a amontonar, unos sobre otros.

A las 20:45 horas empieza un incendio en el edificio Chihuahua sobre el cual concentra su fuego el ejército porque piensan que ahí se encuentran los miembros del Consejo Nacional de Huelga.

Alguien dice que hay 17 muertos en el atrio de la Iglesia de Santiago.

El Ejército ha capturado y tiene prisioneros a 400 estudiantes en la parte de atrás del edificio de Relaciones Exteriores.

Llegan más refuerzos del ejército, los granaderos y otras fuerzas policíacas a la Unidad Nonoalco. En la Plaza de las Tres Culturas una ambulancia militar transporta a dos muchachas. No se sabe si están heridas de gravedad.

Entre las calles de San Juan de Letrán y Tacuba se puede ver un tranvía quemando. Entre las calles de San Juan de Letrán y 16 de Septiembre un camión de limpieza es consumido por el fuego.

Un testigo recuerda el arribo de la Brigada Olimpia que estaba integrada por agentes especiales, muchos de ellos tan jóvenes que se podían confundir fácilmente con los estudiantes, y que sólo se identificaban por un guante blanco en la mano izquierda. Estos soldados entraron a todos los departamentos de los edificios en busca de estudiantes, armas o testigos de las atrocidades.

Es una situación dantesca con muchos padres, madres, hermanos y otros familiares buscando a sus seres queridos. Van de un lugar a otro preguntando y tratando de encontrar a sus familiares. Se llenan de pánico cuando se enteran de que algunos de los edificios han sido ametrallados por el ejército o que los granaderos disparaban a los estudiantes por la espalda.

La otra versión del inicio de la masacre dice que ya iba a terminar el mitin cuando se vio pasar un grupo de muchachos que parecían estudiantes. Se dirigían al edificio Chihuahua, hacia el balcón que usaban los oradores. Este grupo era parte de la Brigada Olimpia, una unidad especial de la policía integrada por soldados, policías judiciales y otros. Llevaban un guante blanco en la mano izquierda para identificarse.

Entraron al edificio y llegaron al balcón donde estaban los dirigentes del movimiento estudiantil, trataron de detenerlos y ellos resistieron, así que los miembros de la Brigada Olimpia empezaron a disparar cuando vieron una luz verde que se lanzó desde un helicóptero que descendió bastante bajo. Del edificio Chihuahua se difundió la balacera a todos lados.

En la parte de atrás de la Iglesia de Tlatelolco hay más de mil estudiantes detenidos por el ejército. En un elevador del edificio Chihuahua se encuentran como 60 estudiantes en calzoncillos con la cara hacia la pared y las manos en la nuca.

Hacia las 24:00 horas se pueden ver unas mil doscientas personas detenidas en la parte oriente de la Iglesia de Tlatelolco. Entre ellos, estudiantes, padres y madres de familia, obreros, empleados de oficina y hasta niños. Por todos lados se ven escenas desgarradoras. Se oyen gritos desesperados de angustia y se ven las figuras en la oscuridad de aquellos que buscan, con frecuencia en vano, a aquellos familiares que han desaparecido.

Varios francotiradores que atacaron a las fuerzas del ejército desde los edificios de Tlatelolco perecieron o sufrieron heridas graves. Cuando menos dos son identificados como miembros del ejército.

Como siempre en América Latina, cuando hay un desastre político o alguna tragedia social, la CIA se encuentra escondiéndose muy cerca, en un algún agujero o en el caso de México, en las oficinas de los más altos dirigentes de la nación.

Según documentos recientemente desclasificados por el gobierno de los Estados Unidos, obtenidos y examinados por Kate Doyle del Archivo de Seguridad Nacional, la CIA inició en 1956 un programa para reclutar altos funcionarios del gobierno mexicano y tuvo en Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez a dos agentes de muy alto valor.

Winston Scott

En su libro sobre Winston Scott, Our man in Mexico (Nuestro hombre en México), Jefferson Morley analizó también estos documentos y otros muchos.

Díaz Ordaz, Echeverría y Fernando Gutiérrez Barrios fueron reclutados por Winston Scott que fue jefe de estación en México entre 1956 y 1969 como parte del programa denominado Litempo, que tuvo un éxito tan grande que se consideró como modelo para otras estaciones de la CIA.

Sin embargo, el programa acabó por absorber a su creador, anotó Morley en resumen, al señalar que los reportes sobre el movimiento estudiantil de 1968 sólo reflejaron el punto de vista que el gobierno de Díaz Ordaz quiso presentar y que de acuerdo a varios reportes (la CIA transmitió cuando menos 15 versiones distintas y contradictorias sobre los hechos de Tlatelolco) el gobierno de México estaba luchando en contra de una amenaza comunista con raíces en el extranjero.

Fuentes cercanas a la presidencia de Díaz Ordaz aceptaron sin reserva a fines de 1968, que nadie tenía la menor idea de cómo resolver los problemas con el movimiento estudiantil, sin poner en peligro el inicio de los Juegos Olímpicos y que Díaz Ordaz llamaba por teléfono a Scott con tanta frecuencia, en los momentos más difíciles del conflicto para pedirle consejos y ayuda, que el jefe de estación se regresó a los Estados Unidos para cortar la comunicación entre ellos.

El código Litempo compuesto por el prefijo Li que identifica operaciones en México y Tempo, que identifica al programa de relaciones entre la CIA y “altos funcionarios selectos” de México.

Díaz Ordaz era Litempo 2, Echeverría era Litempo 8 y Gutiérrez Barrios Litempo 4.

Fernando Gutiérrez Barrios

Litempo 1 era Emilio Bolaños, un sobrino de Díaz Ordaz que fue posiblemente el conducto por el cual entraron en contacto con el Presidente, cuando era Secretario de Gobernación.

El documento dice que la CIA-México informó al gobierno de EEUU que el gobierno mexicano reportó que el movimiento estudiantil era dirigido por comunistas y que tenía influencias extranjeras (proviniendo de la embajada soviética) pero que los reportes eran cuando menos exageraciones.

Como muchos mexicanos, los oficiales de la embajada de los Estados Unidos en la ciudad de México, no estaban preparados para ver la fuerza que tomó el movimiento estudiantil y la violencia que desató el gobierno de Díaz Ordaz como respuesta. Los reportes que salían de la embajada eran con frecuencia confusos durante la crisis, posiblemente porque los oficiales de la CIA tenían relaciones mucho más cercanas con los políticos mexicanos, que los miembros de otras agencias y estaban más dispuestos a creer su propaganda política. Por una parte, la Embajada tenía mucha confianza en la hegemonía de régimen. Por otra parte, oficiales de los Estados Unidos nunca pensaron que los estudiantes pudieran ser capaces de montar un desafió serio al gobierno.

En respuesta a los disturbios estudiantiles de mayo en Paris, Washington pidió a la Embajada que preparara una evaluación de los cuerpos estudiantiles mexicanos, pero ellos fallaron en predecir el huracán que se avecinaba. El 14 de Junio, unas cinco semanas antes de la primera confrontación entre los estudiantes y las fuerzas de seguridad, la Embajada predijo con toda confianza que era imposible que pasara en México algo parecido a lo que pasó en Francia.

También es interesante notar que una caja que se encuentra en la galería dos del Archivo General de la Nación, depositada en el fondo Gobernación, contiene telegramas enviados al Presidente de la Nación en los días que siguieron al 2 de Octubre de 1968 por políticos, empresarios y lideres de organizaciones afines al régimen en todo el país.

En medio de centenares de papeles se encuentra uno fechado en Buenos Aires el 23 de Octubre de 1968; el mensaje es breve: “Rogamos haga llegar nuestra adhesión al gobierno de México”. Este mensaje está dirigido a Luis Echeverría y esta firmado por Jorge Luis Borges, Manuel Peyrou y Adolfo Bioy Casares. Años después, Borges confirmó sin lugar a duda su vocación y afinidades fascistas cuando aceptó honores por su obra literaria rendidos por miembros de la Junta Militar Pinochetista en Chile.

La caja de los telegramas esta precedida por otra que contiene los acuerdos que tomaron Díaz Ordaz y Echeverría durante el mes de Octubre de 1968, sin embargo se encontró uno que no tiene nada que ver con eso. Este oficio fue enviado por Winston Scott, jefe de estación de la CIA en México el 19 de julio de 1965 con una invitación a Fernando Gutiérrez Barrios a seleccionar dos agentes de la Agencia Federal de Seguridad para que a partir del “15 de septiembre” viajen a los Estados Unidos para “recibir entrenamiento por cuatro meses”.

Detrás de la iglesia de Santiago Tlatelolco
treinta años de paz más otros
treinta años de paz,
más todo el acero y el cemento empleado para las
fiestas del fantasmagórico país,
más todos los discursos
salieron por boca de las ametralladoras.
José Carlos Becerra

La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska


Testimonios de historia oral: clic aquí

Bibliografía:

Our man in Mexico: Winston Scott and the hidden history of the CIA, Jefferson Morley, University Press of Kansas, 2008, 371 pages. ISBN-10: 0700615717. ISBN-13: 978-0700615711.

La noche de Tlatelolco: testimonios de historia oral, Elena Poniatowska, Biblioteca Era, 2003, 280 pp. ISBN-13: 9789684114258.

Massacre in Mexico, Elena Poniatowska, translated by Helen R. Lane, University of Missouri Press, 1992. ISBN-13: 9780826208170.

68, Paco Ignacio Taibo II, Siete Cuentos Editorial, 2004, 224 pp. ISBN-13: 9781583226001.

68, Paco Ignacio Taibo II, translated by Donald Nicholson-Smith, Seven Stories Press, 2004, 224 pages. ISBN-10: 1583226087. ISBN-13: 978-1583226087.

68, Paco Ignacio Taibo II, Éditions L’Échappée, 2008, 125 pp. ISBN-10: 2915830142. ISBN-13: 978-2915830149.

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El mexicano Ernesto Páramo y el español Juan Kalvellido son miembros de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística

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