lunes, mayo 12, 2014

Ángel Reyna: Como duendes o magos

Ángel Reyna: Como duendes o magos
Gerardo Monroy
@erathora


Siempre sonriente encontramos a José Ángel Reyna Cepeda en las funciones teatrales, exposiciones pictóricas, presentaciones de libros, etc., a las que se hace algún lugar en la Comarca. Ángel cubre la información cultural para el periódico Milenio. Su trato con los artistas es afable, atento y respetuoso.

No es, sin embargo, sólo en sus facetas de periodista y degustador de arte donde Ángel Reyna despliega su don de ubicuidad. Con la entrada de Renata Chapa al Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, Reyna fue incluido en la nómina del ayuntamiento, donde aparece caracterizado sucintamente como “jefe”. Por su desempeño como “jefe”, Ángel Reyna gana 16,816.50 pesos mensuales (1). El reportero agrega este dinero a los ingresos que percibe por colaborar con Milenio y cuyo monto desconocemos. Así pues, Reyna cobra en la institución pública y en la iniciativa privada; cobra como empleado del ayuntamiento y como vigilante de las acciones del ayuntamiento.

Casualidad o no, desde que Reyna fue dado de alta en la lista del IMCE, las notas y artículos culturales de Milenio ofrecen una imagen embellecida del instituto, pese a que —y esto Reyna no lo ignora— a últimas fechas un grupo de artistas laguneros hemos dado a conocer prácticamente por todas las vías una serie de quejas relacionadas con la dirección de Chapa.

Bajo el título “Becarios”, AR publicó el 12 de abril en su columna “Agenda cultural” lo siguiente: “Hay personas y colectivos de artistas y promotores culturales que [...] consiguen una beca y luego otra y una más. El peligro, como en todo, es la comodidad del recurso seguro”. “Hay muchas ideas en el aire, gente creativa que solicita apoyos con honestidad [...] y también vividores, eternos becarios que venden espejitos por dinero seguro” (2).

Dos semanas después, el 3 de mayo, bajo el título “Aquí estamos”, AR dice al pie de la letra: “Es verdad que el arte se tiene que pagar, y bien. Pero [...] si alguien ayuda a que exista un grupo, una academia [...], entonces es lógico que los beneficiarios de esas iniciativas culturales y artísticas digan aquí estamos y en qué podemos servir”. “La gente que da, recibe; es una fórmula que no falla. Y en este mundo las personas privilegiadas con la oportunidad de desarrollar habilidades [...], si guardan su riqueza, no la disfrutan. O si solo la muestran a los demás si hay un billete de por medio, tampoco rinde”. A Reyna le da gusto “que [...] haya agrupaciones y solistas que sin pedir algo a cambio, acuden [...] a dar una clase de pintura, a bailar en un teatro. Incluso hay quienes dan más, ayudan a organizar un festival y aún llegan más lejos, pagan [...]. Son gente que está ahí, como duendes, o magos que reciben mucho más de lo que dan” (3).

Suponemos que AR habla de artistas profesionales. Nada en el último texto indica o sugiere que esté hablando de artistas “amateurs”, independientemente de que el trabajo del “amateur” también merece ser recompensado.

Interesante resulta leer, paralelamente a las columnas de Reyna, las declaraciones que el lagunero Armando Martínez Morales (“Cuty”, guitarrista, compositor e intérprete de música popular), entrevistado por Nancy Azpilcueta y Daniel Raddi, dio para el sitio web Razones de Ser (4):

Razones de Ser: “[En el festival “La calle es de todos”] van a presentarse Panteón Rococó y Lila Downs, entre otros. Uno no puede de dejar de reconocer el talento de estos artistas, pero, ¿el trato deferencial que reciben ellos es igual a lo que reciben artistas locales?”
Armando Martínez: “[...] A los locales se nos pide que trabajemos gratuitamente”.
Razones de Ser: “Pero los funcionarios no trabajan gratis...”
Armando Martínez: “Justamente, no. Pero lo primero que te dicen es que no hay dinero. Y acá surge el choque, pues yo estuve en la campaña de [Miguel Ángel] Riquelme, invitado a las reuniones. El señor se comprometió y firmó que el presupuesto en cultura, que era de dos millones de pesos, fuera de veinte millones de pesos mensuales” [sic; el presupuesto es en realidad de 20 millones de pesos anuales].

En la misma entrevista, que recomiendo leer completa, Cuty recuerda el caso reciente de Sinaí Navarro, un músico de gaita a quien la policía le impidió tocar en el Paseo Colón. “Con lo que no contaban”, recuerda Cuty, “es que este artista es abogado. Él se retiró pero levantó dos actas. Una en Derechos Humanos y otra en las autoridades correspondientes. La sorpresa fue que Derechos Humanos hizo la recomendación de que [los policías] tenían que asistir a una serie de pláticas, pues violaron el derecho de esta persona”.

Precisamente Cuty, Sinaí y un servidor, Gerardo Monroy, junto con otros artistas y ciudadanos, hemos formulado críticas públicas, no sólo a través de los medios (que, salvo por un par de notas, han fingido ignorarnos) sino en el mismo Cabildo, a las acciones y omisiones de Renata Chapa. Son grandes las injusticias e irregularidades en el IMCE y en el Consejo Municipal de Cultura y Educación; pero tal vez más desconcertante y más preocupante es la confusa nube de ideas que acerca de la cultura tiene la extravagante Sra. Chapa. Al amparo de un presupuesto como el que ella maneja, las ideas extravagantes se convierten en ejecuciones extravagantes.

Pero volvamos a nuestro tema inicial. Para hacerlo, tenemos que pasar por Guadalajara, Jalisco.

El 26 de abril, la revista Proceso informó en su sitio web (5) que María Beatriz García De La Cadena Capetillo, reportera de Televisa Occidente, gana en el ayuntamiento de Guadalajara más de 32 mil pesos al mes por ser “jefe de Departamento B en la Dirección de Mejoramiento Urbano”. “Ella le realizó una entrevista a modo al alcalde priista de Tlaquepaque, cuando curiosamente el gobierno tapatío le subió el sueldo de 13 mil a 16 mil pesos [quincenales]”, denuncia una fuente cercana al ayuntamiento de aquella ciudad.

¿Por qué piensas, lector, que Proceso consideró relevante esta noticia? Una persona tiene un empleo remunerado como periodista y, al mismo tiempo, tiene un empleo remunerado en un ayuntamiento. ¿Qué importa? ¿Qué más da?

Si estrictamente hablando no comete una acción ilegal, el periodista que labora simultáneamente como empleado de una institución pública debe ser cuestionado desde la ética profesional. Como refleja el ejemplo de Beatriz García, la cercanía con el poder perjudica el trabajo periodístico. Cualquier intento de ser objetivo se abandonará. La redacción de las notas buscará ser complaciente con los políticos o con los funcionarios.

Pero, además, cuando el empleado público, desde su tribuna mediática, predica las bondades de trabajar gratis... Perdón, pero la impresión que deja es de cinismo. La recomendación de trabajar sin cobrar puede ser bondadosa o noble en determinadas circunstancias, pero no cualquiera tiene derecho a formularla. Si no practico la austeridad, es casi una inmoralidad promocionarla, aun si la austeridad es moralmente buena. No tengo derecho a solicitar de nadie una virtud que yo mismo no practico. Tenemos que ganarnos el derecho a decir las palabras que decimos.

Una duda: ¿cuánto gana Ángel Reyna en Milenio? Otra duda: el sueldo de Reyna en el ayuntamiento no parece excesivamente alto, pero ¿qué pasa cuando lo tasamos por hora? ¿Cuánto tiempo le dedica Ángel a cada uno de sus empleos?

Supongo que, por congruencia, Reyna renunciará al empleo en uno de los sitios donde lo ocupan. Por congruencia, supongo, dejará de cobrar en los dos lugares. Si procede así, tenga confianza en que al final recibirá mucho más de lo que da: como un duende o un mago. Quede claro que no le estoy pidiendo hacer ni dejar de hacer nada: tan sólo expongo mis triviales suposiciones, inferidas a partir de las palabras del propio Ángel. Ningún derecho tengo a solicitarle ni recomendarle actuar de un modo que probablemente yo mismo no seguiría.

Espero que el apreciado Ángel Reyna comprenda que ninguna mala voluntad anima mis cuestionamientos. Son tan sólo dudas, que muy probablemente se quedarán sin respuesta.

Notas
(1) La nómina del IMCE está disponible para su consulta y descarga en http://www.icai.org.mx/ipmn/Documentos/imcet/Nomina%20IMCE%20feb2014.pdf y http://erathora.blogspot.com/2014/05/nomina-imce.html.
(2) http://www.milenio.com/firmas/angel_reyna/Becarios_18_279152155.html.
(3) http://www.milenio.com/firmas/angel_reyna/agenda-cultural_18_291750908.html.
(4) Entrevista publicada el 5 de mayo en http://www.razonesdeser.com/vernota.asp?notaid=101175.
(5) http://www.proceso.com.mx/?p=370747.

Precisiones a mi carta abierta a Jaime Muñoz Vargas

Precisiones a mi carta abierta a Jaime Muñoz Vargas*
Gerardo Monroy
@erathora

En mi carta abierta “El Instituto de Cultura contra la cultura” (1) cometí dos errores graves, señalados justamente por Jaime Muñoz Vargas (2). Les ofrezco a los lectores de kioSco una disculpa, ya que interpreté de forma equivocada información proveída por fuentes que consideré y sigo considerando confiables. Asumo la total responsabilidad por ambos errores, que describo a continuación. Estos errores no invalidan en absoluto mis críticas a Renata Chapa González como directora del Instituto Municipal de Cultura y Educación y a Jaime Muñoz como curioso defensor de oficio de su esposa.

Mi primer error fue afirmar que JMV visitó las instalaciones de El Siglo de Torreón para quejarse por haber publicado (3) que Chapa planteó ante la Comisión de Cultura del Cabildo crear una escuela de cumbia y dejar de sostener la Escuela de Danza Contemporánea. La visita de Muñoz Vargas a El Siglo no se produjo; no obstante, sigo sosteniendo, como dije en mi carta, que “de acuerdo con las fuentes confidenciales del diario, la idea inicial de Chapa —abortada por el momento, para bien de la Laguna— era cerrar la Escuela de Danza y, con el dinero ahorrado, emprender otros proyectos más de su gusto, como el de la escuela de cumbia”.

Mi segundo error fue afirmar que JMV y RChG le llamaron al director de una publicación periódica para quejarse por las críticas a Chapa que publicaba en su Facebook un reportero de la revista. Muñoz no realizó tal llamada; pero sigo sosteniendo que ambas partes de la pareja inquietaron al director lo suficiente “como para que le advirtiera severamente al reportero que no debía publicar nada más acerca del IMCE, ni en la revista ni en su Facebook personal, ni textos halagüeños ni menciones desfavorables, ni para bien ni para mal”. Nunca dije que Jaime hubiera obligado al director de la revista a censurar a su reportero. La censura fue iniciativa del director, intimidado o molesto por el comportamiento del matrimonio. ¿ A qué comportamiento me refiero, hablando específicamente de Muñoz? Al hostigamiento electrónico y telefónico que el propio narrador detalló en su blog (4) y que describimos en las páginas 6 y 7 de la presente edición . Los resultados —previstos o imprevistos— de sus acciones convierten a Muñoz Vargas en represor de la libertad de expresión, “a pesar de sí mismo”, como digo en mi carta. El ex-funcionario me pide revelar el nombre del director de la revista; no lo haré, por respeto a la confidencialidad de mis fuentes.

Por otra parte, Muñoz Vargas continúa evadiendo las que para mí son las cuestiones importantes. ¿Por qué les pide pruebas de lo que dice un periódico a los lectores del periódico? ¿Por qué no les pide esas pruebas a los autores del texto publicado por el periódico? Da lo mismo si lo que despierta sus dudas es un temblor en las islas Fidji o una balacera en el centro de Torreón: si un vecino de este municipio duda que ocurrió la balacera, no le servirá de nada hostigar a quienes retuitean la nota; podría, acaso, servir de algo solicitar en la prensa una videograbación u otra clase de documento. El escritor metido a funcionario no contesta si le preguntó a su esposa Renata Chapa qué hay de cierto en el relato de El Siglo. Ninguna opinión le merecen los proyectos a los que se dio inicio durante la administración pasada y que ahora son abandonados. Ninguna opinión le merece el “borrón y cuenta nueva”. Nada sobre las nuevas estrellas del firmamento cultural torreonense: el mariachi y la cumbia. Sobre lo que sucede en Torreón no opina nada, pero cree que la de Chapa González en Gómez Palacio fue “una de las mejores administraciones culturales que ha tenido la ciudad en su historia”. No respalda su creencia con cifras ni datos y difiere diametralmente de la opinión de los artistas y creadores de cultura gomezpalatinos. Sobre el nombramiento de “Ciudad Lectora” no se expresa. Sobre “¿Leen los periodistas?” tampoco.

Tampoco aborda JM el caso del joven artista a quien RCh pretendía vedarle el uso de un espacio cultural público. “Chapa les ordenó a los coordinadores de dicho espacio volverle molesta, por cualquier medio, la permanencia en el lugar al artista crítico, con la intención de que él mismo decidiera —presionado por las circunstancias— no regresar”. Los coordinadores del recinto, afortunadamente, le desobedecieron a la titular del IMCE. Este incidente justifica que yo haya tocado el tema de la publicidad del ayuntamiento en kioSco. Muñoz pregunta: “¿Crees que me interesa que le hagan de agua la publicidad?” Pues no, de Jaime Muñoz no lo creo. De Renata Chapa, sí.

Jaime comenta que la inseguridad de la Comarca golpeó a su esposa cuando dirigía el IMC gomezpalatino. Por lo que haya sufrido, su familia cuenta con la simpatía de la comunidad artística de la Laguna. Lamentablemente, esta simpatía no es correspondida por el matrimonio Muñoz-Chapa. En la misma medida que la población entera de nuestras ciudades, los artistas y trabajadores de la cultura fueron y son víctimas de la violencia, la inseguridad y demás lacras heredadas a nuestra región por los recientes gobiernos, corruptos e incompetentes, de Torreón y Gómez Palacio. Pero para las víctimas que no son de su familia Jaime no tiene memoria.

Algunos lectores me reprocharon haber mencionado el proceso de divorcio de Muñoz y Chapa. La mención no es gratuita y sí necesaria. Si un funcionario es familiar de otro, los ciudadanos deben saberlo. Si un director de un departamento es sustituido en el mismo cargo por su esposa, los ciudadanos deben saberlo. Si el lector no está al tanto del vínculo conyugal de JMV y RChG, ¿de qué otro modo se explica la prontitud con que el escritor sale a defender a la encargada del IMCE? ¿De qué otro modo es posible explicar que el intelectual se niegue a proceder analíticamente o a considerar si alguna de las críticas formuladas a la funcionaria tiene fundamento? Jaime ha escrito en el pasado textos muy críticos acerca del desempeño de otros secretarios y políticos. Ésta es, de hecho, la primera vez que defiende a un funcionario. ¿Habría sido la misma la actuación de Muñoz de no estar relacionado matrimonialmente con Chapa?

Para que quede claro: si solamente un miembro de la pareja hubiera desarrollado una función pública en tanto que su cónyuge se dedicaba a cualquier otra actividad (Jaime funcionario y Renata odontóloga, o bien Renata funcionaria y Jaime chofer o astrónomo), ante un panorama como ése yo no habría tenido motivo para mencionar el lazo matrimonial. Fue necesario hacerlo porque ambos integrantes de la pareja desarrollaron la misma función pública simultáneamente en dos ciudades vecinas, y porque ella ocupa ahora el cargo que él deja. En un intento de ser más preciso, aclaro que se están divorciando; si solamente dijera que están casados, un lector podría malinterpretar mi omisión o señalarla como imprecisión.

Considerando así las cosas, no debiera extrañarnos la toma de partido de Jaime. A fin de cuentas, de aquel lado está su familia y de este lado lo prescindible, el resto. Jaime procedió de una forma muy humana. Pero en tanto que él y tú, lector, y yo integramos, nos guste o no, una comunidad, nos corresponde pensar no solamente en el beneficio particular, parcial, sino en el beneficio común, total. El 22 de marzo escribí: “El tema tiene una influencia seria en la vida de la ciudad; pero, por la forma como Muñoz lo abordó, no parece que a él le interese la ciudadanía, sino la defensa de una persona en particular, debido probablemente a la relación familiar que él y la funcionaria criticada compartían hasta hace poco y de algún modo todavía comparten”. Y: “Ojalá sepas conciliar tus intereses particulares con los intereses de todos los ciudadanos; en principio, unos y otros no tendrían por qué estar reñidos” (5).

Aunque le pese, aunque se niegue a usarla, la “marca” o “seña” de intelectual define la tarea o la actividad pública que Muñoz desarrolla en los periódicos y otros medios de comunicación, incluso en su blog. Lo que él hace, o hacía, carga una historia, una historia que lo precede. Desde esa posición ejerció la crítica y es esa actitud crítica la que hoy él contraviene. ¿Por qué decidió suspender el juicio crítico? Pienso que las razones están claras; pero están claras porque las he explicitado, porque las he escrito con letras grandes, aunque esto despierte bochornos y pruritos provincianos en algunos de mis lectores.

El conflicto de intereses de Muñoz es evidente. Su techo era tan delgado que tarde o temprano tenía que quebrarse. Esperamos, en serio, no tener que volver a ocuparnos de él. Mucho más urgente resulta en este momento señalar el desastroso rumbo que está tomando el IMCE en manos de Renata Chapa. A este quehacer dedicaremos nuestras siguientes colaboraciones. Hasta pronto.

* Texto publicado en la edición de mayo del periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet en http://kioscomedios.wordpress.com.

Publicado en internet en http://kioscomedios.wordpress.com/2014/05/07/precisiones-a-mi-carta-abierta-a-jaime-munoz-vargas y http://erathora.blogspot.com/2014/05/precisiones-mi-carta-abierta-jaime.html.

Notas
(1) Impresa en la edición de abril de kioSco. Disponible en internet en http://kioscomedios.wordpress.com/2014/04/03/el-instituto-de-cultura-contra-la-cultura-carta-abierta-a-jaime-munoz-vargas-en-relacion-con-renata-chapa-y-la-administracion-cultural-en-gomez-palacio-y-torreon.
(2) http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/04/laboratorio-de-analisis-cinicos.html.
(3) http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/965401.verdades-y-rumores-.html.
(4) http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html.
(5) http://www.facebook.com/erathora/posts/793633467332120.

lunes, mayo 05, 2014

Nómina IMCE

Nómina del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE) de Torreón, Coahuila, México, tal como aparece en el sitio web del Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI). Archivo pdf consultado y copiado el lunes 5 de mayo de 2014. Disponible para su descarga en http://www.icai.org.mx/ipmn/Documentos/imcet/Nomina%20IMCE%20feb2014.pdf y en http://erathora.blogspot.com/2014/05/nomina-imce.html. a

martes, abril 22, 2014

Hijos de puta

Hay hijos de puta que salen baratos y otros que le cuestan a Torreón decenas de miles de pesos cada mes.
 

jueves, abril 03, 2014

El Instituto de Cultura contra la cultura: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa y la administración cultural en Gómez Palacio y Torreón

El Instituto de Cultura contra la cultura: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa y la administración cultural en Gómez Palacio y Torreón*
Gerardo Monroy
http://erathora.blogspot.com


Jaime Muñoz Vargas, novelista y cuentista, Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2005, columnista en la edición lagunera del periódico Milenio, encabezó, después de Norma González Córdova, la Dirección Municipal de Cultura de Torreón, Coahuila, durante la presidencia municipal de Eduardo Olmos Castro. Renata Adriana Chapa González, esposa de Muñoz Vargas (hoy en proceso de divorcio), fue directora del Instituto Municipal de Cultura de Gómez Palacio, Durango, durante la presidencia de Rocío Rebollo Mendoza, y se encarga actualmente del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, con el que el alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís ha sustituido a la extinta DMC.

Apreciado Jaime:

Casi por accidente, descubrí hace pocos días en tu blog Ruta Norte Laguna (http://rutanortelaguna.blogspot.com) un artículo del 4 de marzo que con algún humorismo titulaste “La cumbia del yo no fui, fue Teté” (1). Con dicho artículo respondes a una serie de comentarios y notas pretendidamente informativas que han circulado en los medios impresos de comunicación y en las redes sociales de internet. Es a estos comentarios y notas que estás respondiendo, aun cuando pienses que sólo la palabra de un individuo te motivó para escribir tu artículo. El tema sobre el cual gira el debate que suscitó tu comentario es la administración cultural pública de Gómez Palacio y Torreón; pero tú desvías de esto tu atención, y la de tu lector. No tocas el tema: lo rodeas. Inspeccionas minuciosamente las orillas, pero no entras al mar. Te propongo que desarrollemos públicamente el tema que hasta ahora has evadido. Como intelectual y como ex-funcionario, seguramente algo tienes que decir. Todas las rutas convergen sobre este norte: no nos quedemos a medio camino.

Ya que al final de tu artículo ofreces “quedar abierto a cualquier opinión”, me permito compartir contigo y con los lectores de esta carta abierta algunas consideraciones que quizás valga la pena decir en voz alta.

Lo que primariamente te indignó, estimado Jaime, fue una publicación en Facebook (2) de Jacobo Tafoya, joven cuentista lagunero, en la que él dice, entre otras cosas:

«Dicen por ahí que Renata Chapa también convertirá a la Camerata de Coahuila en un orquestón que se agregue a La Komún [...], que se apropiará de [sic] Taller El Chanate y lo convertirá en un taller de sellos de goma para maestras de primaria [...]; dicen que el Bvrd. [sic] Revolución ahora será la Calz. [sic] Carmelita Salinas y que Torreón será renombrado como Ciudad Reliquia; pero, sobre todo, lo que más andan diciendo es que Renata convertirá el edificio de la DMC [...] en un puesto de atoles donde jamás se logra hablar directo [sic] con la “dueña”. Y dicen que todo eso será para mantener bien viva la cultura lagunera que tanto queremos, y para que Torreón sea reconocida como la ciudad más lectora del universo».

«[...] La verdad es que Renata Chapa no va a a hacer todas esas cosas; dicen que ella sólo quiere convertir la Escuela de Danza Contemporánea, que avaló el INBA, que costó más de 7 mdp y que recién se inauguró, en una Escuela de Cumbia. No exageren. Mejor “no critiquen y coolaboren [sic] con la cultura torreonense llevándole sus proyectos a Renata”. No importa que crean que vienen nuevos funcionarios con su ego y sed protagónica a deshacer lo poco que logró la administración anterior, a adueñarse de los espacios que ya están construidos. Ustedes son unos inútiles rijosos que nada han hecho por la cultura lagunera».

Es notorio que el texto está muy mal escrito: la sintaxis es atrabancada, la forma deficiente y el sarcasmo dudoso; pero también es claro que la intención del autor es irónica, y que a través de su humorismo critica algunas de las actitudes más molestas exhibidas por quien hoy dirige el Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón.

A ti, entre todas las críticas formuladas por Tafoya, sólo una te llamó la atención, la relacionada con la escuela de danza y con la escuela de cumbia. Como refieres en tu “blogpost”, le preguntaste a Jacobo el origen de tal crítica y te remitió a la columna Verdades y rumores publicada por los periódicos El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango el 22 de febrero (3). El columnista, quien firma con el pseudónimo de Agente 007, dijo, con desastrosa puntuación que me veo obligado a reproducir como apareció originalmente:

«Uno de los males de la política mexicana es el querer siempre destruir todos los proyectos que realizaron las administraciones anteriores, el clásico borrón y cuenta nueva. Pues bien, esta parece ser la premisa de la directora del Instituto Municipal de Cultura y Educación de Torreón, Renata Chapa, quien se presentó ante la Comisión de Cultura del Cabildo para decirles que la Escuela de Danza Contemporánea como está no tiene razón de ser, por lo que el proyecto que costó más de siete millones de pesos y fue inaugurado al final de la administración de Eduardo Olmos, con el aval del INBA, debe ser desechado para en ese espacio abrir una Escuela de Cumbia, baile tan arraigado entre los laguneros, dicen. Con esta “grilla”, Renata abre un nuevo frente y parece que va a amalgamar a todos en contra. Quizá a doña Renata le convenga regresar a un curso de aritmética básica, donde le enseñen que sumar y multiplicar también existen, no sólo restas y divisiones y es que al parecer a la zarina de la Cultura no se le da mucho eso de la aritmética. Ahí están los grupos de música norteña y los tríos que ya están denunciando exclusión de la Plaza del Mariachi, amén de que Torreón no es Jalisco para tener tan arraigada la cultura de dicha música vernácula. Por cierto ¿dónde están los cardencheros? Además, antiguos colaboradores de lo que antes era la Dirección de Cultura están denunciando malos tratos y exclusión porque doña Renata importó a muchos de sus colaboradores de Gómez Palacio y a su mano derecha de Chihuahua. Así que tanto los trabajadores de confianza como los del sindicato ya están velando armas para llevarle sus quejas al alcalde Miguel Riquelme porque la directora no tiene con ellos ni siquiera la atención de darles los “buenos días”».

No obstante haberte contestado Tafoya puntualmente dónde conoció las intenciones de Chapa (enviándote el párrafo de El Siglo que acabo de citar), tú, de manera sorprendente, acosaste vía e-mail a algunas de las personas que mostraron en Facebook su simpatía por el joven escritor, para obligarlas, más o menos sutilmente, a aceptar que no habían visto ningún documento oficial del IMCE donde la señora Chapa admitiera su propósito de construir una escuela de cumbia enraizada en la destrucción de la Escuela de Danza. Entre las personas a quienes les exigiste el “documento que visibilice incontrovertiblemente el propósito del IMCE” (son tus palabras), además del mencionado escritor Tafoya, están la periodista Adriana Vargas, el artista plástico Alonso Licerio y Prometeo Murillo, empleado de la Secretaría de Cultura de Coahuila: todos reiteraron el nombre de El Siglo de Torreón como origen del señalamiento.

Quizás debiste haber titulado tu artículo “La cumbia del No fue Renata, fue El Siglo de Torreón”, porque nadie te mandó a preguntarle a Teté: todos y cada uno de los interpelados te remitieron a El Siglo de Torreón.

Por alguna razón no nos consultaste a Daniel Maldonado ni a mí sobre los señalamientos del diario, lo cual resulta un tanto curioso, pues somos amigos de Tafoya; lo sabes y además viste nuestros signos de aprobación en su publicación de FB. Daniel (4) te abordó por Twitter (tu medio de comunicación preferido). Le respondiste comparándolo burlonamente con José Vasconcelos (5). Como te negaste a debatir con Maldonado, me permito especular (no puedo asegurarlo) que, para ti, nuestras críticas a los proyectos de mariachi y cumbia son críticas elitistas. No lo son, Jaime, y, dados los límites espaciales de kioSco, esto lo desarrollaré en un artículo aparte.

Tu petición, querido Jaime, era tramposa e imposible de satisfacer. No tenías por qué exigirles, a quienes no son sino lectores de un comentario periodístico, mostrar el documento que satisficiera tu inquietud. Supongamos que un grupo de usuarios de Twitter o Facebook “re-tuiteara” o “re-feisbuqueara” (promoviera mediante hipervínculos) una nota donde se dijera que las islas Fidji sufrieron el golpe de un terremoto. Supongamos que a determinado individuo, por equis razón, no le pareciera creíble la noticia. Imaginemos a nuestro escéptico dirigirse a 5 ó 10 de los “tuiteros” o “feisbuqueros” para demandarles un “documento que visibilice incontrovertiblemente” el temblor de las Fidji. Absurdo, ¿verdad? Y sin embargo eso, ni más ni menos, fue lo que hiciste.

No es al lector de periódicos ni al usuario de redes sociales virtuales a quien hay que exigirle probar sus enunciaciones, cuando se basan en información periodística. Lo que podemos pedirle es que nos brinde el vínculo, nombre o número de página de su fuente periodística; revista, programa de radio o sitio web. Una vez conocemos esta fuente periodística, podemos preguntarle al emisor primario de la comunicación masiva (locutor, redactor, columnista: periodista) en qué se basa para emitir tal información.

Tú mismo, Jaime, ¿cuántos “links” no has compartido en Twitter o FB sin comprobar antes su veracidad? La escasa o nula investigación que hacen sobre las notas periodísticas los consumidores de información es un defecto inevitable, consustancial no sólo a nuestra época, sino a cualquier época desde que existe prensa y desde que existen medios masivos de comunicación. Para el usuario común de redes virtuales resulta demasiado fastidioso comprobar la calidad de cada dato noticioso que él ayuda a extender. ¿Es esto irresponsabilidad? Yo diría que, antes de acusar de irresponsable al internauta, debemos exigirle cuidado y delicadeza en su trabajo al periodista. La situación, básicamente, es la misma hoy que en los tiempos previos a la llegada de internet: antes el “chisme” corría de boca en boca; hoy lo hace de computadora en computadora; pero la responsabilidad última por lo que la gente divulga recae y ha recaído siempre en el periodista.

La relación entre periodismo y redes virtuales merece ser tratada en su propio espacio; lo haré en un artículo que estoy preparando. Por ahora, me parece más urgente mostrarles a tus lectores laguneros los pasos que seguiste en tu investigación, tan metódica como errática.

Si de verdad te preocupara el destino de la Escuela de Danza Contemporánea, lo que debiste hacer y no hiciste (al menos no lo cuentas en tu artículo) era acudir directamente con los redactores de El Siglo de Torreón para saciar tu sed de datos. No lo hiciste, o no lo refieres, y en lugar de ello te dedicaste a satanizar las redes sociales, a acosar a tus conocidos que usan Facebook, a pontificar sobre lo que —según tú— se debe y no se debe hacer en internet y a verter todo tu sarcasmo en un artículo de blog. Cuánto más fructíferos habrían sido tus esfuerzos si, en lugar de encauzarlos en párrafos sarcásticos y pesquisas de ganancia previsiblemente estéril, los hubieras concentrado en aclarar tus dudas, sin más rodeos, con los primeros emisores de la información. Visitar la esquina de las calles Acuña y Matamoros te habría sido de gran ayuda.

Y esto, en efecto, fue lo que hiciste, aunque se los ocultes a tus lectores en tu artículo. Visitaste las oficinas de El Siglo de Torreón. Y tus contactos en El Siglo confirmaron lo dicho por el Agente 007: de acuerdo con las fuentes confidenciales del diario, la idea inicial de Chapa —abortada por el momento, para bien de la Laguna— era cerrar la Escuela de Danza y, con el dinero ahorrado, emprender otros proyectos más de su gusto, como el de la escuela de cumbia. ¿Por qué omites en el artículo tu visita a El Siglo, Jaime, y por qué escondes la respuesta ahí obtenida? ¿Por qué te lanzas envalentonado contra los repetidores de la noticia y no contra sus generadores? ¿Por qué tu indignación y tu vehemencia retroceden al chocar con el edificio de El Siglo? ¿Será que, al menos por esta ocasión, los informantes de la columna estaban diciendo la verdad, una verdad muy incómoda de aceptar para ti?

Pero no vayamos hasta Acuña y Matamoros. Tus dudas (si realmente son dudas lo que te inquieta) podías haberlas aclarado sin salir de tu casa. Legalmente, Renata Chapa y tú todavía constituyen un matrimonio, aunque atraviesan un proceso de divorcio. Residen en el mismo espacio. Dialogan a diario sobre asuntos que les son pertinentes. Procrearon tres hijas. ¿Era tan difícil preguntarle a tu todavía esposa su versión del asunto? Y, si lo hiciste, ¿por qué no nos lo cuentas?

Idealmente, no tendríamos que involucrar en una discusión pública una escabrosidad de la vida privada tan dolorosa como un divorcio. Los políticos y los funcionarios tienen derecho a una vida privada y a una vida íntima. Pero tambien es cierto que, por la honestidad debida a la ciudadanía, conviene se mantengan transparentes los nexos familiares compartidos por dos servidores públicos. Que Renata Chapa y Jaime Muñoz son esposos y se están divorciando no se revela aquí por primera vez; el dato aparece en más de un periódico y más de un sitio en internet (6). A mi parecer, debiste mencionar en el blog tu parentesco conyugal con Chapa, pues forma parte inesquivable del contexto de la discusión. Debiste informar, asimismo, que ocupabas la dirección cultural de Torreón mientras tu esposa ocupaba la de Gómez Palacio, y que ahora ella te sucede en la administración torreonense.

Comprendo que desees mantener una relación respetuosa y correcta con Renata, como que desees evitar confrontarte con ella. Lo que no resulta fácil comprender es por qué, en pos de mantener esa relación, sacrificas tu dignidad y asumes el grotesco y humillante papel de vocero no solicitado para alguien que no muestra respeto por ti y se niega a dar la cara ante la comunidad cultural.

Considero —así lo he dicho cuando he creído pertinente— que tu gestión y la de Norma González como directores de Cultura están entre las mejores en la historia reciente de Torreón. Uno de los aciertos por los cuales los evalúo de esta manera es su cercanía con los artistas laguneros. Siempre que un colega de la comunidad artística llevó un proyecto, una queja o una consideración a la Dirección de Cultura, tanto tú como Norma lo atendieron personalmente y de inmediato. No se escondían detrás de una secretaria, como lo hacen Renata o la mayoría de los políticos. Esta cercanía con los artistas es uno de los dos rasgos principales que distinguen tu estilo administrativo del de Chapa (y en la política el estilo es ética, creo yo). El otro rasgo distintivo es la posición relativa de ambos —Chapa y tú— frente al “relumbrón”, palabra que solías repetir para atacarla como práctica. Más de una vez manifestaste, en conversaciones que sostuvimos en tu oficina de la DMC, cuánto te oponías a derramar en actividades vistosas y excepcionales el exiguo presupuesto asignado por el gobierno a la cultura. Un conferencista famoso (como Jorge Melguizo) (7) agota en una sola noche lo equivalente a un año, o más, del salario que le pagaba la DMC a un profesor de música, literatura o escultura para que los niños y adultos laguneros recibieran la formación artística gratuita a la que deberían tener derecho. Desde tu óptica —también desde la mía— es preferible sostener por plazos largos muchos pequeños actos de incidencia efectiva, y no por plazos breves un número escaso de actos grandes y caros. Chapa, al frente del IMC gomezpalatino, obedeció al criterio opuesto, el criterio del relumbrón; ejemplo de ello es el universalmente ridiculizado nombramiento de Gómez Palacio como “Ciudad Lectora” (8). Otro ejemplo es la perfectamente inútil mesa “¿Leen los periodistas?” a la que, haciendo gala de candidez, los comunicadores Ángel Carrillo y Marcela Moreno, de Multimedios TV, asistieron para exhibir su ignorancia (como si no fuera ya bastante vergonzoso exhibirla noche a noche por televisión) (9). ¿Esta clase de tonterías, disparates y fraudes hará pasar por “cultura” Renata Chapa en nuestra ciudad?

Más allá de la fatuidad del relumbrón, considero una falta de respeto por tu trabajo y el de tus colaboradores que Chapa haya abandonado los proyectos educativos emprendidos durante tu gerencia. En la Comarca existen pequeñas escuelas privadas que brindan clases de ballet, piano, pintura, etcétera; celebro que así sea, pero, por la altura de los precios, la mayoría de los jóvenes, adultos y niños laguneros se ven impedidos de acceder a este tipo de educación. Los principales ayuntamientos del país se esfuerzan en ofrecer educación artística a precios bajos; Torreón era uno de los pocos y notables casos en los que esta educación era gratuita por completo, gracias a Norma González, a Carlos Velázquez y a ti, y a los equipos de trabajo que ustedes conformaron.

Si hubieras leído con atención las Verdades y rumores del 22 de febrero, y si en vez de reaccionar visceralmente contra los usuarios de FB hubieras consultado su parecer sobre los pormenores expuestos en el diario, habrías percibido con mayor justicia la naturaleza de las críticas realizadas a Chapa en las redes sociales. No existe una conspiración contra Renata, Jaime. Cuando se divulgó que ella sería titular del Instituto recién creado, el consenso general fue esperar de buena fe que aceptara dialogar con todos los artistas laguneros. Precisamente por la relación que la vinculó contigo esperábamos encontrar en Renata la misma afabilidad y franqueza que siempre encontramos en ti, pero no nos buscó nunca; entonces nosotros la buscamos a ella, pero nos evadió a la mayoría y tengo la impresión de que nos evade preferencialmente a quienes tuvimos algún tipo de amistad o relación contigo. Esto parece confirmar lo dicho por el Agente 007 en el sentido de que la nueva directora no sabe sumar ni multiplicar, sólo restar y dividir. Como dije en el primer comentario abierto que te dirigí al respecto (y al cual no respondiste): “Tienes que entender que en la comunidad artística hay muchas personas que piensan honestamente que los funcionarios culturales de la actual administración no están llevando a cabo sus tareas de la mejor manera” (10). Nuestras críticas no son gratuitas, no las mueve la envidia ni salieron de la nada. No las orienta ningún interés político. No fueron instigadas por el PAN, el PRD o el MORENA, ni por un grupo interno del PRI opuesto al grupo de Renata. Si hablaras con los artistas (pero no amedrentándolos, sino dialogando honestamente con ellos) te quedaría muy claro que hay fundamento legítimo para la crítica.

El siguiente relato ilustra de forma particularmente indignante lo que podemos esperar de la nueva directora. Uno de sus críticos accede periódicamente —es su derecho como lagunero— a un espacio cultural público para realizar sus ejercicios artísticos. Enterada de su oposición, Chapa les ordenó a los coordinadores de dicho espacio volverle molesta, por cualquier medio, la permanencia en el lugar al artista crítico, con la intención de que él mismo decidiera —presionado por las circunstancias— no regresar. “Ese joven exhibe una conducta hostil hacia el Instituto”, dijo Chapa kafkiana (11). Los coordinadores, en actitud que los honra, le desobedecieron a la funcionaria. El joven sigue accediendo al lugar: es su derecho como lagunero.

Invito a mis lectores que trabajan en el ayuntamiento, si no son capaces de observar inmoralidad en la orden de Chapa, reparen cuando menos en su estupidez. Si la respuesta de Chapa a las críticas va a ser tomar represalias y endurecerse, las cosas terminarán muy mal para los laguneros —y para ella misma. Un buen político es capaz de negociar hasta en los entornos más hostiles. El político arrogante termina volviéndose víctima de sí mismo. Ojalá Chapa no le pida al alcalde Riquelme que le retire la publicidad a kioSco por difundir esta carta. Ojalá ambos no cedan a esa tentación autoritaria.

Pero también lo que tú hiciste, Jaime (el hostigamiento vía e-mail y teléfono), aun si ya no formas parte de la administración, está generando consecuencias negativas muy graves. Un reportero que escribe en una conocida revista realizó en FB críticas explícitas, fundadas, sinceras, a la manera de conducirse de la sra. Chapa. Renata y tú le llamaron al director de la revista, quejándose por un comentario en el Facebook del reportero: ¡la revista no había publicado nada acerca de ustedes! Inquietaron lo suficiente al director como para que le advirtiera severamente al reportero que no debía publicar nada más acerca del IMCE, ni en la revista ni en su Facebook personal, ni textos halagüeños ni menciones desfavorables, ni para bien ni para mal. Jaime Muñoz Vargas, uno de los más honestos y calurosos defensores de la libertad de expresión que he conocido, se ha convertido, a pesar de sí mismo, en un represor de la libertad de expresión.

Quien pierde el respeto por sí mismo y menosprecia su propia dignidad, fácilmente pierde el respeto por los demás y termina menospreciando la dignidad de los otros. Tú nunca te limitaste para expresar tus críticas, siempre certeras, a los presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña, incluso en conferencias donde el tema político era ajeno. Nunca te limitaste y te felicito, porque nos diste un buen ejemplo. Pero esa valentía de ayer vuelve más aberrante tu comportamiento casi mafioso de hoy. Has llegado al extremo (inimaginable para mí hace sólo un año) de amedrentar a los críticos de una funcionaria. Porque —no lo olvides, querido Jaime— es de la funcionaria de quien estamos hablando. En ningún otro carácter se le juzga.

Éste es, amigo Jaime, el artículo que nunca hubiera querido escribir. Preveo que muchas cosas cambiarán a partir de hoy, y no para bien. Pero mi amistad contigo se basó siempre en la honestidad, la franqueza y en decir las cosas de frente. Fue lo que traté de aprender de Jaime Muñoz, un artista y un ser humano que admiro y respeto. Yo tenía que decir lo que he dicho hoy; cualquier otra decisión habría sido deshonesta, cobarde e indigna de lo que me enseñaste. Creo en la libertad que da la palabra, aunque hoy tú y yo parecemos ser, no libres por la palabra, sino prisioneros de nuestras palabras.

Estoy a tu disposición para continuar debatiendo estos temas en la prensa, ojalá también en la televisión y en la radio.

Le extiendo la misma invitación a Renata Chapa.

Atentamente:

Gerardo de Jesús Monroy.

Torreón, Coahuila, México. 29 de marzo de 2014.

* Publicada en el periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet en http://kioscomedios.wordpress.com.

Notas





(5) El educador José Vasconcelos (1882-1959) promovió un concepto de identidad mexicana basado en el cultivo de manifestaciones creativas, tanto populares (tradicionales) como de “alta cultura”.





(10) “No estaba enterado de nada de esto. Acabo de leer el comentario de Jaime Muñoz Vargas (http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html) y lamento decir que me encuentro muy decepcionado de él. Resulta obvio para cualquiera (excepto, por lo visto, para Muñoz) que el comentario de Jacobo Tafoya era irónico. Bien logrado, mal logrado, eso cada quien lo juzgará, pero el comentario es irónico y eso fue algo que a (casi) todos los lectores nos quedó claro. ¿Por qué no acudió Jaime con el redactor de El Siglo de Torreón? ¿Por qué prefirió atacar un blanco “fácil” y no ahondó en la investigación buscando al periodista? El tema tiene una influencia seria en la vida de la ciudad; pero, por la forma como Muñoz lo abordó, no parece que a él le interese la ciudadanía, sino la defensa de una persona en particular, debido probablemente a la relación familiar que él y la funcionaria criticada compartían hasta hace poco y de algún modo todavía comparten. Jaime, seguramente leerás esto: me conoces y sabes cuánto me repugnan las mezquindades de la política. Eres un escritor y un ser humano que respeto y admiro. Te considero el mejor Director de Cultura que hemos tenido en esta ciudad. Tienes que entender que en la comunidad artística hay muchas personas que piensan honestamente que los funcionarios culturales de la actual administración no están llevando a cabo sus tareas de la mejor manera. Ojalá sepas conciliar tus intereses particulares con los intereses de todos los ciudadanos; en principio, unos y otros no tendrían por qué estar reñidos. Te envío un respetuoso saludo” (http://www.facebook.com/erathora/posts/793633467332120).

(11) Cfr. Kafka, Franz, El proceso.

martes, marzo 25, 2014

La cumbia del yo no fui, fue Teté

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