Precisiones a mi carta abierta a Jaime Muñoz Vargas*
Gerardo Monroy
@erathora
En mi carta abierta “El Instituto de Cultura contra la cultura” (1) cometí dos errores graves, señalados justamente por Jaime Muñoz Vargas (2). Les ofrezco a los lectores de kioSco una disculpa, ya que interpreté de forma equivocada información proveída por fuentes que consideré y sigo considerando confiables. Asumo la total responsabilidad por ambos errores, que describo a continuación. Estos errores no invalidan en absoluto mis críticas a Renata Chapa González como directora del Instituto Municipal de Cultura y Educación y a Jaime Muñoz como curioso defensor de oficio de su esposa.
Mi primer error fue afirmar que JMV visitó las instalaciones de El Siglo de Torreón para quejarse por haber publicado (3) que Chapa planteó ante la Comisión de Cultura del Cabildo crear una escuela de cumbia y dejar de sostener la Escuela de Danza Contemporánea. La visita de Muñoz Vargas a El Siglo no se produjo; no obstante, sigo sosteniendo, como dije en mi carta, que “de acuerdo con las fuentes confidenciales del diario, la idea inicial de Chapa —abortada por el momento, para bien de la Laguna— era cerrar la Escuela de Danza y, con el dinero ahorrado, emprender otros proyectos más de su gusto, como el de la escuela de cumbia”.
Mi segundo error fue afirmar que JMV y RChG le llamaron al director de una publicación periódica para quejarse por las críticas a Chapa que publicaba en su Facebook un reportero de la revista. Muñoz no realizó tal llamada; pero sigo sosteniendo que ambas partes de la pareja inquietaron al director lo suficiente “como para que le advirtiera severamente al reportero que no debía publicar nada más acerca del IMCE, ni en la revista ni en su Facebook personal, ni textos halagüeños ni menciones desfavorables, ni para bien ni para mal”. Nunca dije que Jaime hubiera obligado al director de la revista a censurar a su reportero. La censura fue iniciativa del director, intimidado o molesto por el comportamiento del matrimonio. ¿ A qué comportamiento me refiero, hablando específicamente de Muñoz? Al hostigamiento electrónico y telefónico que el propio narrador detalló en su blog (4) y que describimos en las páginas 6 y 7 de la presente edición . Los resultados —previstos o imprevistos— de sus acciones convierten a Muñoz Vargas en represor de la libertad de expresión, “a pesar de sí mismo”, como digo en mi carta. El ex-funcionario me pide revelar el nombre del director de la revista; no lo haré, por respeto a la confidencialidad de mis fuentes.
Por otra parte, Muñoz Vargas continúa evadiendo las que para mí son las cuestiones importantes. ¿Por qué les pide pruebas de lo que dice un periódico a los lectores del periódico? ¿Por qué no les pide esas pruebas a los autores del texto publicado por el periódico? Da lo mismo si lo que despierta sus dudas es un temblor en las islas Fidji o una balacera en el centro de Torreón: si un vecino de este municipio duda que ocurrió la balacera, no le servirá de nada hostigar a quienes retuitean la nota; podría, acaso, servir de algo solicitar en la prensa una videograbación u otra clase de documento. El escritor metido a funcionario no contesta si le preguntó a su esposa Renata Chapa qué hay de cierto en el relato de El Siglo. Ninguna opinión le merecen los proyectos a los que se dio inicio durante la administración pasada y que ahora son abandonados. Ninguna opinión le merece el “borrón y cuenta nueva”. Nada sobre las nuevas estrellas del firmamento cultural torreonense: el mariachi y la cumbia. Sobre lo que sucede en Torreón no opina nada, pero cree que la de Chapa González en Gómez Palacio fue “una de las mejores administraciones culturales que ha tenido la ciudad en su historia”. No respalda su creencia con cifras ni datos y difiere diametralmente de la opinión de los artistas y creadores de cultura gomezpalatinos. Sobre el nombramiento de “Ciudad Lectora” no se expresa. Sobre “¿Leen los periodistas?” tampoco.
Tampoco aborda JM el caso del joven artista a quien RCh pretendía vedarle el uso de un espacio cultural público. “Chapa les ordenó a los coordinadores de dicho espacio volverle molesta, por cualquier medio, la permanencia en el lugar al artista crítico, con la intención de que él mismo decidiera —presionado por las circunstancias— no regresar”. Los coordinadores del recinto, afortunadamente, le desobedecieron a la titular del IMCE. Este incidente justifica que yo haya tocado el tema de la publicidad del ayuntamiento en kioSco. Muñoz pregunta: “¿Crees que me interesa que le hagan de agua la publicidad?” Pues no, de Jaime Muñoz no lo creo. De Renata Chapa, sí.
Jaime comenta que la inseguridad de la Comarca golpeó a su esposa cuando dirigía el IMC gomezpalatino. Por lo que haya sufrido, su familia cuenta con la simpatía de la comunidad artística de la Laguna. Lamentablemente, esta simpatía no es correspondida por el matrimonio Muñoz-Chapa. En la misma medida que la población entera de nuestras ciudades, los artistas y trabajadores de la cultura fueron y son víctimas de la violencia, la inseguridad y demás lacras heredadas a nuestra región por los recientes gobiernos, corruptos e incompetentes, de Torreón y Gómez Palacio. Pero para las víctimas que no son de su familia Jaime no tiene memoria.
Algunos lectores me reprocharon haber mencionado el proceso de divorcio de Muñoz y Chapa. La mención no es gratuita y sí necesaria. Si un funcionario es familiar de otro, los ciudadanos deben saberlo. Si un director de un departamento es sustituido en el mismo cargo por su esposa, los ciudadanos deben saberlo. Si el lector no está al tanto del vínculo conyugal de JMV y RChG, ¿de qué otro modo se explica la prontitud con que el escritor sale a defender a la encargada del IMCE? ¿De qué otro modo es posible explicar que el intelectual se niegue a proceder analíticamente o a considerar si alguna de las críticas formuladas a la funcionaria tiene fundamento? Jaime ha escrito en el pasado textos muy críticos acerca del desempeño de otros secretarios y políticos. Ésta es, de hecho, la primera vez que defiende a un funcionario. ¿Habría sido la misma la actuación de Muñoz de no estar relacionado matrimonialmente con Chapa?
Para que quede claro: si solamente un miembro de la pareja hubiera desarrollado una función pública en tanto que su cónyuge se dedicaba a cualquier otra actividad (Jaime funcionario y Renata odontóloga, o bien Renata funcionaria y Jaime chofer o astrónomo), ante un panorama como ése yo no habría tenido motivo para mencionar el lazo matrimonial. Fue necesario hacerlo porque ambos integrantes de la pareja desarrollaron la misma función pública simultáneamente en dos ciudades vecinas, y porque ella ocupa ahora el cargo que él deja. En un intento de ser más preciso, aclaro que se están divorciando; si solamente dijera que están casados, un lector podría malinterpretar mi omisión o señalarla como imprecisión.
Considerando así las cosas, no debiera extrañarnos la toma de partido de Jaime. A fin de cuentas, de aquel lado está su familia y de este lado lo prescindible, el resto. Jaime procedió de una forma muy humana. Pero en tanto que él y tú, lector, y yo integramos, nos guste o no, una comunidad, nos corresponde pensar no solamente en el beneficio particular, parcial, sino en el beneficio común, total. El 22 de marzo escribí: “El tema tiene una influencia seria en la vida de la ciudad; pero, por la forma como Muñoz lo abordó, no parece que a él le interese la ciudadanía, sino la defensa de una persona en particular, debido probablemente a la relación familiar que él y la funcionaria criticada compartían hasta hace poco y de algún modo todavía comparten”. Y: “Ojalá sepas conciliar tus intereses particulares con los intereses de todos los ciudadanos; en principio, unos y otros no tendrían por qué estar reñidos” (5).
Aunque le pese, aunque se niegue a usarla, la “marca” o “seña” de intelectual define la tarea o la actividad pública que Muñoz desarrolla en los periódicos y otros medios de comunicación, incluso en su blog. Lo que él hace, o hacía, carga una historia, una historia que lo precede. Desde esa posición ejerció la crítica y es esa actitud crítica la que hoy él contraviene. ¿Por qué decidió suspender el juicio crítico? Pienso que las razones están claras; pero están claras porque las he explicitado, porque las he escrito con letras grandes, aunque esto despierte bochornos y pruritos provincianos en algunos de mis lectores.
El conflicto de intereses de Muñoz es evidente. Su techo era tan delgado que tarde o temprano tenía que quebrarse. Esperamos, en serio, no tener que volver a ocuparnos de él. Mucho más urgente resulta en este momento señalar el desastroso rumbo que está tomando el IMCE en manos de Renata Chapa. A este quehacer dedicaremos nuestras siguientes colaboraciones. Hasta pronto.
* Texto publicado en la edición de mayo del periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet en http://kioscomedios.wordpress.com.
Publicado en internet en
http://kioscomedios.wordpress.com/2014/05/07/precisiones-a-mi-carta-abierta-a-jaime-munoz-vargas
y
http://erathora.blogspot.com/2014/05/precisiones-mi-carta-abierta-jaime.html.
Notas
(1) Impresa en la edición de abril de kioSco. Disponible en internet en http://kioscomedios.wordpress.com/2014/04/03/el-instituto-de-cultura-contra-la-cultura-carta-abierta-a-jaime-munoz-vargas-en-relacion-con-renata-chapa-y-la-administracion-cultural-en-gomez-palacio-y-torreon.
(2) http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/04/laboratorio-de-analisis-cinicos.html.
(3) http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/965401.verdades-y-rumores-.html.
(4) http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html.
(5) http://www.facebook.com/erathora/posts/793633467332120.
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