Hay hijos de puta que salen baratos y otros que le cuestan a Torreón decenas de miles de pesos cada mes.
martes, abril 22, 2014
jueves, abril 03, 2014
El Instituto de Cultura contra la cultura: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa y la administración cultural en Gómez Palacio y Torreón
El Instituto de Cultura contra la cultura: Carta abierta a Jaime Muñoz Vargas en relación con Renata Chapa y la administración cultural en Gómez Palacio y Torreón*
* Publicada en el periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet en http://kioscomedios.wordpress.com.
Gerardo Monroy
http://erathora.blogspot.com
Jaime Muñoz Vargas,
novelista y cuentista, Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2005,
columnista en la edición lagunera del periódico Milenio, encabezó,
después de Norma González Córdova, la Dirección Municipal de Cultura de
Torreón, Coahuila, durante la presidencia municipal de Eduardo Olmos
Castro. Renata Adriana Chapa González, esposa de Muñoz Vargas (hoy en
proceso de divorcio), fue directora del Instituto Municipal de Cultura
de Gómez Palacio, Durango, durante la presidencia de Rocío Rebollo
Mendoza, y se encarga actualmente del Instituto Municipal de Cultura y
Educación de Torreón, con el que el alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís
ha sustituido a la extinta DMC.
Apreciado Jaime:
Casi por accidente, descubrí hace pocos días en tu blog Ruta Norte Laguna (http://rutanortelaguna.blogspot.com)
un artículo del 4 de marzo que con algún humorismo titulaste “La cumbia
del yo no fui, fue Teté” (1). Con dicho artículo respondes a una serie
de comentarios y notas pretendidamente informativas que han circulado en
los medios impresos de comunicación y en las redes sociales de
internet. Es a estos comentarios y notas que estás respondiendo, aun
cuando pienses que sólo la palabra de un individuo te motivó para
escribir tu artículo. El tema sobre el cual gira el debate que suscitó
tu comentario es la administración cultural pública de Gómez Palacio y
Torreón; pero tú desvías de esto tu atención, y la de tu lector. No
tocas el tema: lo rodeas. Inspeccionas minuciosamente las orillas, pero
no entras al mar. Te propongo que desarrollemos públicamente el tema que
hasta ahora has evadido. Como intelectual y como ex-funcionario,
seguramente algo tienes que decir. Todas las rutas convergen sobre este
norte: no nos quedemos a medio camino.
Ya que al final de tu artículo ofreces
“quedar abierto a cualquier opinión”, me permito compartir contigo y con
los lectores de esta carta abierta algunas consideraciones que quizás
valga la pena decir en voz alta.
Lo que primariamente te indignó, estimado
Jaime, fue una publicación en Facebook (2) de Jacobo Tafoya, joven
cuentista lagunero, en la que él dice, entre otras cosas:
«Dicen por ahí que Renata Chapa también
convertirá a la Camerata de Coahuila en un orquestón que se agregue a La
Komún [...], que se apropiará de [sic] Taller El Chanate y lo
convertirá en un taller de sellos de goma para maestras de primaria
[...]; dicen que el Bvrd. [sic] Revolución ahora será la Calz. [sic]
Carmelita Salinas y que Torreón será renombrado como Ciudad Reliquia;
pero, sobre todo, lo que más andan diciendo es que Renata convertirá el
edificio de la DMC [...] en un puesto de atoles donde jamás se logra
hablar directo [sic] con la “dueña”. Y dicen que todo eso será para
mantener bien viva la cultura lagunera que tanto queremos, y para que
Torreón sea reconocida como la ciudad más lectora del universo».
«[...] La verdad es que Renata Chapa no
va a a hacer todas esas cosas; dicen que ella sólo quiere convertir la
Escuela de Danza Contemporánea, que avaló el INBA, que costó más de 7
mdp y que recién se inauguró, en una Escuela de Cumbia. No exageren.
Mejor “no critiquen y coolaboren [sic] con la cultura torreonense
llevándole sus proyectos a Renata”. No importa que crean que vienen
nuevos funcionarios con su ego y sed protagónica a deshacer lo poco que
logró la administración anterior, a adueñarse de los espacios que ya
están construidos. Ustedes son unos inútiles rijosos que nada han hecho
por la cultura lagunera».
Es notorio que el texto está muy mal
escrito: la sintaxis es atrabancada, la forma deficiente y el sarcasmo
dudoso; pero también es claro que la intención del autor es irónica, y
que a través de su humorismo critica algunas de las actitudes más
molestas exhibidas por quien hoy dirige el Instituto Municipal de
Cultura y Educación de Torreón.
A ti, entre todas las críticas formuladas
por Tafoya, sólo una te llamó la atención, la relacionada con la
escuela de danza y con la escuela de cumbia. Como refieres en tu
“blogpost”, le preguntaste a Jacobo el origen de tal crítica y te
remitió a la columna Verdades y rumores publicada por los
periódicos El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango el 22 de febrero
(3). El columnista, quien firma con el pseudónimo de Agente 007, dijo,
con desastrosa puntuación que me veo obligado a reproducir como apareció
originalmente:
«Uno de los males de la política mexicana
es el querer siempre destruir todos los proyectos que realizaron las
administraciones anteriores, el clásico borrón y cuenta nueva. Pues
bien, esta parece ser la premisa de la directora del Instituto Municipal
de Cultura y Educación de Torreón, Renata Chapa, quien se presentó ante
la Comisión de Cultura del Cabildo para decirles que la Escuela de
Danza Contemporánea como está no tiene razón de ser, por lo que el
proyecto que costó más de siete millones de pesos y fue inaugurado al
final de la administración de Eduardo Olmos, con el aval del INBA, debe
ser desechado para en ese espacio abrir una Escuela de Cumbia, baile tan
arraigado entre los laguneros, dicen. Con esta “grilla”, Renata abre un
nuevo frente y parece que va a amalgamar a todos en contra. Quizá a
doña Renata le convenga regresar a un curso de aritmética básica, donde
le enseñen que sumar y multiplicar también existen, no sólo restas y
divisiones y es que al parecer a la zarina de la Cultura no se le da
mucho eso de la aritmética. Ahí están los grupos de música norteña y los
tríos que ya están denunciando exclusión de la Plaza del Mariachi, amén
de que Torreón no es Jalisco para tener tan arraigada la cultura de
dicha música vernácula. Por cierto ¿dónde están los cardencheros?
Además, antiguos colaboradores de lo que antes era la Dirección de
Cultura están denunciando malos tratos y exclusión porque doña Renata
importó a muchos de sus colaboradores de Gómez Palacio y a su mano
derecha de Chihuahua. Así que tanto los trabajadores de confianza como
los del sindicato ya están velando armas para llevarle sus quejas al
alcalde Miguel Riquelme porque la directora no tiene con ellos ni
siquiera la atención de darles los “buenos días”».
No obstante haberte contestado Tafoya
puntualmente dónde conoció las intenciones de Chapa (enviándote el
párrafo de El Siglo que acabo de citar), tú, de manera sorprendente,
acosaste vía e-mail a algunas de las personas que mostraron en Facebook
su simpatía por el joven escritor, para obligarlas, más o menos
sutilmente, a aceptar que no habían visto ningún documento oficial del
IMCE donde la señora Chapa admitiera su propósito de construir una
escuela de cumbia enraizada en la destrucción de la Escuela de Danza.
Entre las personas a quienes les exigiste el “documento que visibilice
incontrovertiblemente el propósito del IMCE” (son tus palabras), además
del mencionado escritor Tafoya, están la periodista Adriana Vargas, el
artista plástico Alonso Licerio y Prometeo Murillo, empleado de la
Secretaría de Cultura de Coahuila: todos reiteraron el nombre de El
Siglo de Torreón como origen del señalamiento.
Quizás debiste haber titulado tu artículo
“La cumbia del No fue Renata, fue El Siglo de Torreón”, porque nadie te
mandó a preguntarle a Teté: todos y cada uno de los interpelados te
remitieron a El Siglo de Torreón.
Por alguna razón no nos consultaste a
Daniel Maldonado ni a mí sobre los señalamientos del diario, lo cual
resulta un tanto curioso, pues somos amigos de Tafoya; lo sabes y además
viste nuestros signos de aprobación en su publicación de FB. Daniel (4)
te abordó por Twitter (tu medio de comunicación preferido). Le
respondiste comparándolo burlonamente con José Vasconcelos (5). Como te
negaste a debatir con Maldonado, me permito especular (no puedo
asegurarlo) que, para ti, nuestras críticas a los proyectos de mariachi y
cumbia son críticas elitistas. No lo son, Jaime, y, dados los límites
espaciales de kioSco, esto lo desarrollaré en un artículo aparte.
Tu petición, querido Jaime, era tramposa e
imposible de satisfacer. No tenías por qué exigirles, a quienes no son
sino lectores de un comentario periodístico, mostrar el documento que
satisficiera tu inquietud. Supongamos que un grupo de usuarios de
Twitter o Facebook “re-tuiteara” o “re-feisbuqueara” (promoviera
mediante hipervínculos) una nota donde se dijera que las islas Fidji
sufrieron el golpe de un terremoto. Supongamos que a determinado
individuo, por equis razón, no le pareciera creíble la noticia.
Imaginemos a nuestro escéptico dirigirse a 5 ó 10 de los “tuiteros” o
“feisbuqueros” para demandarles un “documento que visibilice
incontrovertiblemente” el temblor de las Fidji. Absurdo, ¿verdad? Y sin
embargo eso, ni más ni menos, fue lo que hiciste.
No es al lector de periódicos ni al
usuario de redes sociales virtuales a quien hay que exigirle probar sus
enunciaciones, cuando se basan en información periodística. Lo que
podemos pedirle es que nos brinde el vínculo, nombre o número de página
de su fuente periodística; revista, programa de radio o sitio web. Una
vez conocemos esta fuente periodística, podemos preguntarle al emisor
primario de la comunicación masiva (locutor, redactor, columnista: periodista) en qué se basa para emitir tal información.
Tú mismo, Jaime, ¿cuántos “links” no has
compartido en Twitter o FB sin comprobar antes su veracidad? La escasa o
nula investigación que hacen sobre las notas periodísticas los
consumidores de información es un defecto inevitable, consustancial no
sólo a nuestra época, sino a cualquier época desde que existe prensa y
desde que existen medios masivos de comunicación. Para el usuario común
de redes virtuales resulta demasiado fastidioso comprobar la calidad de
cada dato noticioso que él ayuda a extender. ¿Es esto irresponsabilidad?
Yo diría que, antes de acusar de irresponsable al internauta, debemos
exigirle cuidado y delicadeza en su trabajo al periodista. La situación,
básicamente, es la misma hoy que en los tiempos previos a la llegada de
internet: antes el “chisme” corría de boca en boca; hoy lo hace de
computadora en computadora; pero la responsabilidad última por lo que la
gente divulga recae y ha recaído siempre en el periodista.
La relación entre periodismo y redes
virtuales merece ser tratada en su propio espacio; lo haré en un
artículo que estoy preparando. Por ahora, me parece más urgente
mostrarles a tus lectores laguneros los pasos que seguiste en tu
investigación, tan metódica como errática.
Si de verdad te preocupara el destino de
la Escuela de Danza Contemporánea, lo que debiste hacer y no hiciste (al
menos no lo cuentas en tu artículo) era acudir directamente con los
redactores de El Siglo de Torreón para saciar tu sed de datos. No lo
hiciste, o no lo refieres, y en lugar de ello te dedicaste a satanizar
las redes sociales, a acosar a tus conocidos que usan Facebook, a
pontificar sobre lo que —según tú— se debe y no se debe hacer en
internet y a verter todo tu sarcasmo en un artículo de blog. Cuánto más
fructíferos habrían sido tus esfuerzos si, en lugar de encauzarlos en
párrafos sarcásticos y pesquisas de ganancia previsiblemente estéril,
los hubieras concentrado en aclarar tus dudas, sin más rodeos, con los
primeros emisores de la información. Visitar la esquina de las calles
Acuña y Matamoros te habría sido de gran ayuda.
Y esto, en efecto, fue lo que hiciste,
aunque se los ocultes a tus lectores en tu artículo. Visitaste las
oficinas de El Siglo de Torreón. Y tus contactos en El Siglo confirmaron
lo dicho por el Agente 007: de acuerdo con las fuentes confidenciales
del diario, la idea inicial de Chapa —abortada por el momento, para bien
de la Laguna— era cerrar la Escuela de Danza y, con el dinero ahorrado,
emprender otros proyectos más de su gusto, como el de la escuela de
cumbia. ¿Por qué omites en el artículo tu visita a El Siglo, Jaime, y
por qué escondes la respuesta ahí obtenida? ¿Por qué te lanzas
envalentonado contra los repetidores de la noticia y no contra sus
generadores? ¿Por qué tu indignación y tu vehemencia retroceden al
chocar con el edificio de El Siglo? ¿Será que, al menos por esta
ocasión, los informantes de la columna estaban diciendo la verdad, una
verdad muy incómoda de aceptar para ti?
Pero no vayamos hasta Acuña y Matamoros.
Tus dudas (si realmente son dudas lo que te inquieta) podías haberlas
aclarado sin salir de tu casa. Legalmente, Renata Chapa y tú todavía
constituyen un matrimonio, aunque atraviesan un proceso de divorcio.
Residen en el mismo espacio. Dialogan a diario sobre asuntos que les son
pertinentes. Procrearon tres hijas. ¿Era tan difícil preguntarle a tu
todavía esposa su versión del asunto? Y, si lo hiciste, ¿por qué no nos
lo cuentas?
Idealmente, no tendríamos que involucrar
en una discusión pública una escabrosidad de la vida privada tan
dolorosa como un divorcio. Los políticos y los funcionarios tienen
derecho a una vida privada y a una vida íntima. Pero tambien es cierto
que, por la honestidad debida a la ciudadanía, conviene se mantengan
transparentes los nexos familiares compartidos por dos servidores
públicos. Que Renata Chapa y Jaime Muñoz son esposos y se están
divorciando no se revela aquí por primera vez; el dato aparece en más de
un periódico y más de un sitio en internet (6). A mi parecer, debiste
mencionar en el blog tu parentesco conyugal con Chapa, pues forma parte
inesquivable del contexto de la discusión. Debiste informar, asimismo,
que ocupabas la dirección cultural de Torreón mientras tu esposa ocupaba
la de Gómez Palacio, y que ahora ella te sucede en la administración
torreonense.
Comprendo que desees mantener una
relación respetuosa y correcta con Renata, como que desees evitar
confrontarte con ella. Lo que no resulta fácil comprender es por qué, en
pos de mantener esa relación, sacrificas tu dignidad y asumes el
grotesco y humillante papel de vocero no solicitado para alguien que no
muestra respeto por ti y se niega a dar la cara ante la comunidad
cultural.
Considero —así lo he dicho cuando he
creído pertinente— que tu gestión y la de Norma González como directores
de Cultura están entre las mejores en la historia reciente de Torreón.
Uno de los aciertos por los cuales los evalúo de esta manera es su
cercanía con los artistas laguneros. Siempre que un colega de la
comunidad artística llevó un proyecto, una queja o una consideración a
la Dirección de Cultura, tanto tú como Norma lo atendieron personalmente
y de inmediato. No se escondían detrás de una secretaria, como lo hacen
Renata o la mayoría de los políticos. Esta cercanía con los artistas es
uno de los dos rasgos principales que distinguen tu estilo
administrativo del de Chapa (y en la política el estilo es ética, creo
yo). El otro rasgo distintivo es la posición relativa de ambos —Chapa y
tú— frente al “relumbrón”, palabra que solías repetir para atacarla como
práctica. Más de una vez manifestaste, en conversaciones que sostuvimos
en tu oficina de la DMC, cuánto te oponías a derramar en actividades
vistosas y excepcionales el exiguo presupuesto asignado por el gobierno a
la cultura. Un conferencista famoso (como Jorge Melguizo) (7) agota en
una sola noche lo equivalente a un año, o más, del salario que le pagaba
la DMC a un profesor de música, literatura o escultura para que los
niños y adultos laguneros recibieran la formación artística gratuita a
la que deberían tener derecho. Desde tu óptica —también desde la mía— es
preferible sostener por plazos largos muchos pequeños actos de
incidencia efectiva, y no por plazos breves un número escaso de actos
grandes y caros. Chapa, al frente del IMC gomezpalatino, obedeció al
criterio opuesto, el criterio del relumbrón; ejemplo de ello es el
universalmente ridiculizado nombramiento de Gómez Palacio como “Ciudad
Lectora” (8). Otro ejemplo es la perfectamente inútil mesa “¿Leen los
periodistas?” a la que, haciendo gala de candidez, los comunicadores
Ángel Carrillo y Marcela Moreno, de Multimedios TV, asistieron para
exhibir su ignorancia (como si no fuera ya bastante vergonzoso exhibirla
noche a noche por televisión) (9). ¿Esta clase de tonterías, disparates
y fraudes hará pasar por “cultura” Renata Chapa en nuestra ciudad?
Más allá de la fatuidad del relumbrón,
considero una falta de respeto por tu trabajo y el de tus colaboradores
que Chapa haya abandonado los proyectos educativos emprendidos durante
tu gerencia. En la Comarca existen pequeñas escuelas privadas que
brindan clases de ballet, piano, pintura, etcétera; celebro que así sea,
pero, por la altura de los precios, la mayoría de los jóvenes, adultos y
niños laguneros se ven impedidos de acceder a este tipo de educación.
Los principales ayuntamientos del país se esfuerzan en ofrecer educación
artística a precios bajos; Torreón era uno de los pocos y notables
casos en los que esta educación era gratuita por completo, gracias a
Norma González, a Carlos Velázquez y a ti, y a los equipos de trabajo
que ustedes conformaron.
Si hubieras leído con atención las Verdades y rumores
del 22 de febrero, y si en vez de reaccionar visceralmente contra los
usuarios de FB hubieras consultado su parecer sobre los pormenores
expuestos en el diario, habrías percibido con mayor justicia la
naturaleza de las críticas realizadas a Chapa en las redes sociales. No
existe una conspiración contra Renata, Jaime. Cuando se divulgó que ella
sería titular del Instituto recién creado, el consenso general fue
esperar de buena fe que aceptara dialogar con todos los artistas
laguneros. Precisamente por la relación que la vinculó contigo
esperábamos encontrar en Renata la misma afabilidad y franqueza que
siempre encontramos en ti, pero no nos buscó nunca; entonces nosotros la
buscamos a ella, pero nos evadió a la mayoría y tengo la impresión de
que nos evade preferencialmente a quienes tuvimos algún tipo de amistad o
relación contigo. Esto parece confirmar lo dicho por el Agente 007 en
el sentido de que la nueva directora no sabe sumar ni multiplicar, sólo
restar y dividir. Como dije en el primer comentario abierto que te
dirigí al respecto (y al cual no respondiste): “Tienes que entender que
en la comunidad artística hay muchas personas que piensan honestamente
que los funcionarios culturales de la actual administración no están
llevando a cabo sus tareas de la mejor manera” (10). Nuestras críticas
no son gratuitas, no las mueve la envidia ni salieron de la nada. No las
orienta ningún interés político. No fueron instigadas por el PAN, el
PRD o el MORENA, ni por un grupo interno del PRI opuesto al grupo de
Renata. Si hablaras con los artistas (pero no amedrentándolos, sino
dialogando honestamente con ellos) te quedaría muy claro que hay
fundamento legítimo para la crítica.
El siguiente relato ilustra de forma
particularmente indignante lo que podemos esperar de la nueva directora.
Uno de sus críticos accede periódicamente —es su derecho como lagunero—
a un espacio cultural público para realizar sus ejercicios artísticos.
Enterada de su oposición, Chapa les ordenó a los coordinadores de dicho
espacio volverle molesta, por cualquier medio, la permanencia en el
lugar al artista crítico, con la intención de que él mismo decidiera
—presionado por las circunstancias— no regresar. “Ese joven exhibe una
conducta hostil hacia el Instituto”, dijo Chapa kafkiana (11). Los
coordinadores, en actitud que los honra, le desobedecieron a la
funcionaria. El joven sigue accediendo al lugar: es su derecho como
lagunero.
Invito a mis lectores que trabajan en el
ayuntamiento, si no son capaces de observar inmoralidad en la orden de
Chapa, reparen cuando menos en su estupidez. Si la respuesta de Chapa a
las críticas va a ser tomar represalias y endurecerse, las cosas
terminarán muy mal para los laguneros —y para ella misma. Un buen
político es capaz de negociar hasta en los entornos más hostiles. El
político arrogante termina volviéndose víctima de sí mismo. Ojalá Chapa
no le pida al alcalde Riquelme que le retire la publicidad a kioSco por difundir esta carta. Ojalá ambos no cedan a esa tentación autoritaria.
Pero también lo que tú hiciste, Jaime (el
hostigamiento vía e-mail y teléfono), aun si ya no formas parte de la
administración, está generando consecuencias negativas muy graves. Un
reportero que escribe en una conocida revista realizó en FB críticas
explícitas, fundadas, sinceras, a la manera de conducirse de la sra.
Chapa. Renata y tú le llamaron al director de la revista, quejándose por un comentario en el Facebook del reportero: ¡la revista no había publicado nada acerca de ustedes!
Inquietaron lo suficiente al director como para que le advirtiera
severamente al reportero que no debía publicar nada más acerca del IMCE,
ni en la revista ni en su Facebook personal, ni textos halagüeños ni
menciones desfavorables, ni para bien ni para mal. Jaime Muñoz Vargas,
uno de los más honestos y calurosos defensores de la libertad de
expresión que he conocido, se ha convertido, a pesar de sí mismo, en un
represor de la libertad de expresión.
Quien pierde el respeto por sí mismo y
menosprecia su propia dignidad, fácilmente pierde el respeto por los
demás y termina menospreciando la dignidad de los otros. Tú nunca te
limitaste para expresar tus críticas, siempre certeras, a los
presidentes Felipe Calderón y Enrique Peña, incluso en conferencias
donde el tema político era ajeno. Nunca te limitaste y te felicito,
porque nos diste un buen ejemplo. Pero esa valentía de ayer vuelve más
aberrante tu comportamiento casi mafioso de hoy. Has llegado al extremo
(inimaginable para mí hace sólo un año) de amedrentar a los críticos de
una funcionaria. Porque —no lo olvides, querido Jaime— es de la
funcionaria de quien estamos hablando. En ningún otro carácter se le
juzga.
Éste es, amigo Jaime, el artículo que
nunca hubiera querido escribir. Preveo que muchas cosas cambiarán a
partir de hoy, y no para bien. Pero mi amistad contigo se basó siempre
en la honestidad, la franqueza y en decir las cosas de frente. Fue lo
que traté de aprender de Jaime Muñoz, un artista y un ser humano que
admiro y respeto. Yo tenía que decir lo que he dicho hoy; cualquier otra
decisión habría sido deshonesta, cobarde e indigna de lo que me
enseñaste. Creo en la libertad que da la palabra, aunque hoy tú y yo
parecemos ser, no libres por la palabra, sino prisioneros de nuestras
palabras.
Estoy a tu disposición para continuar debatiendo estos temas en la prensa, ojalá también en la televisión y en la radio.
Le extiendo la misma invitación a Renata Chapa.
Atentamente:
Gerardo de Jesús Monroy.
Torreón, Coahuila, México. 29 de marzo de 2014.
* Publicada en el periódico kioSco, que circula mensualmente en forma impresa en Coahuila y Durango, México; archivos disponibles en internet en http://kioscomedios.wordpress.com.
Notas
(1) Disponible para su lectura en internet en http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html y http://erathora.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html.
(3) http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/965401.verdades-y-rumores-.html y http://www.elsiglodedurango.com.mx/noticia/494257.verdades-y-rumores.html.
(5) El educador José Vasconcelos
(1882-1959) promovió un concepto de identidad mexicana basado en el
cultivo de manifestaciones creativas, tanto populares (tradicionales)
como de “alta cultura”.
(6) Por ejemplo http://www.elnoticierodetexcoco.com/index.php/noticias/texcoco/9570-yo-se-porque-lo-digo.
(10) “No estaba enterado de nada de esto. Acabo de leer el comentario de Jaime Muñoz Vargas (http://rutanortelaguna.blogspot.com/2014/03/la-cumbia-del-yo-no-fui-fue-tete.html)
y lamento decir que me encuentro muy decepcionado de él. Resulta obvio
para cualquiera (excepto, por lo visto, para Muñoz) que el comentario de
Jacobo Tafoya era irónico. Bien logrado, mal logrado, eso cada quien lo
juzgará, pero el comentario es irónico y eso fue algo que a (casi)
todos los lectores nos quedó claro. ¿Por qué no acudió Jaime con el
redactor de El Siglo de Torreón? ¿Por qué prefirió atacar un blanco
“fácil” y no ahondó en la investigación buscando al periodista? El tema
tiene una influencia seria en la vida de la ciudad; pero, por la forma
como Muñoz lo abordó, no parece que a él le interese la ciudadanía, sino
la defensa de una persona en particular, debido probablemente a la
relación familiar que él y la funcionaria criticada compartían hasta
hace poco y de algún modo todavía comparten. Jaime, seguramente leerás
esto: me conoces y sabes cuánto me repugnan las mezquindades de la
política. Eres un escritor y un ser humano que respeto y admiro. Te
considero el mejor Director de Cultura que hemos tenido en esta ciudad.
Tienes que entender que en la comunidad artística hay muchas personas
que piensan honestamente que los funcionarios culturales de la actual
administración no están llevando a cabo sus tareas de la mejor manera.
Ojalá sepas conciliar tus intereses particulares con los intereses de
todos los ciudadanos; en principio, unos y otros no tendrían por qué
estar reñidos. Te envío un respetuoso saludo” (http://www.facebook.com/erathora/posts/793633467332120).
(11) Cfr. Kafka, Franz, El proceso.
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