jueves, septiembre 13, 2007

La verdadera muerte de un Presidente

Gabriel García Márquez
TeleSur
11 de septiembre de 2007

A la hora de la batalla final, con el país a merced de las fuerzas desencadenadas de la subversión, Salvador Allende continuó aferrado a la legalidad.

La contradicción más dramática de su vida fue ser, al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado, y él creía haberla resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa.

La experiencia le enseñó demasiado tarde que no se puede cambiar un sistema desde el gobierno, sino desde el poder.

Esa comprobación tardía debió ser la fuerza que lo impulsó a resistir hasta la muerte en los escombros en llamas de una casa que ni siquiera era la suya, una mansión sombría que un arquitecto italiano construyó para fábrica de dinero y terminó convertida en el refugio de un Presidente sin poder.

Resistió durante seis horas con una metralleta que le había regalado Fidel Castro y que fue la primera arma de fuego que Salvador Allende disparó jamás.

El periodista Augusto Olivares, que resistió a su lado hasta el final, fue herido varias veces y murió desangrándose en la asistencia pública.

Hacia las cuatro de la tarde el general de división Javier Palacios logró llegar hasta el segundo piso, con su ayudante el capitán Gallardo y un grupo de oficiales. Allí, entre las falsas poltronas Luis XV y los floreros de Dragones Chinos y los cuadros de Rugendas del salón rojo, Salvador Allende los estaba esperando. Llevaba en la cabeza un casco de minero y estaba en mangas de camisa, sin corbata y con la ropa sucia de sangre. Tenía la metralleta en la mano.

Allende conocía al general Palacios. Pocos días antes le había dicho a Augusto Olivares que aquel era un hombre peligroso, que mantenía contactos estrechos con la Embajada de los EE.UU. Tan pronto como lo vio aparecer en la escalera, Allende le gritó: "Traidor", y lo hirió en la mano.

Allende murió en un intercambio de disparos con esa patrulla. Luego todos los oficiales en un rito de casta, dispararon sobre el cuerpo. Por último un oficial le destrozó la cara con la culata del fusil.

La foto existe: la hizo el fotógrafo Juan Enrique Lira, del periódico El Mercurio, el único a quien se permitió retratar el cadáver. Estaba tan desfigurado, que a la Sra. Hortensia Allende, su esposa, le mostraron el cuerpo en el ataúd, pero no permitieron que le descubriera la cara.

Había cumplido 64 en el julio anterior y era un Leo perfecto: tenaz, decidido e imprevisible.

Lo que piensa Allende sólo lo sabe Allende, me había dicho uno de sus ministros. Amaba la vida, amaba las flores y los perros, y era de una galantería un poco a la antigua, con esquela perfumadas y encuentros furtivos.

Su virtud mayor fue la consecuencia, pero el destino le deparó la rara y trágica grandeza de morir defendiendo a bala el mamarracho anacrónico del derecho burgués, defendiendo una Corte Suprema de Justicia que lo había repudiado y había de legitimar a sus asesinos, defendiendo un Congreso miserable que lo había declarado ilegítimo pero que había de sucumbir complacido ante la voluntad de los usurpadores, defendiendo la voluntad de los partidos de la oposición que habían vendido su alma al fascismo, defendiendo toda la parafernalia apolillada de un sistema de mierda que él se había propuesto aniquilar sin disparar un tiro.

El drama ocurrió en Chile, para mal de los chilenos, pero ha de pasar a la historia como algo que nos sucedió sin remedio a todos los hombres de este tiempo, que se quedó en nuestras vidas para siempre.

12 comentarios:

Pereque dijo...

FIRST!

Había cumplido 64 en el julio anterior y era un Leo perfecto: tenaz, decidido e imprevisible.

WTF? Bueno, como licencia poética pasa.

Pero de todo lo demás, me quito el sombrero ante Allende. ¿Qué tan diferente sería el mundo si Pinochet hubiera fracasado ese 11 de septiembre y Allende hubiera seguido en el poder?

Saludos.

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

¡Saludos, Pereque!

Pésima licencia poético-astrológica, con el perdón de Gabriel García Márquez. Por lo demás, es obvio que también me gustó el artículo de "Gabo". Allende fue el primer socialdemócrata de Hispanoamérica (si ando mal en conocimientos históricos, no se detengan en señalármelo) y el fracaso de su experimento se convirtió en fracaso de la democracia hispanoamericana. No puedo verlo de otra forma. Con el antecedente de Allende, a todos los latinoamericanos debería preocuparnos y repugnarnos el cerco de falsedades e injurias que rodea a Hugo Chávez y a Venezuela. La democracia no puede fracasar una vez más.

marichuy dijo...

Las consecuencias de aquel funesto 11 de septiembre de 1973 aún laceran, no solo a Chile, sino a la América Latina completa. Anoche escuché a un chileno decir algo, poco original, pero muy cierto:

“el 11 de septiembre de 1973, aviones y bombas estadounidenses destruyeron el palacio de la moneda, acabando con las esperanzas de un pueblo y con la vida del Presidente Allende”.

Y hoy -agrego yo-, a 34 años de aquellos hechos por ahí andan unos “pinochetitos” disfrazados de demócratas, quienes además, tienen la desfachatez de defender (Aznar y su replica región 4, Manuel Espino) de los pinochestistas de ayer.

Saludos Erat

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Es verdad, Marichuy. Nuestros despreciables "espinosos" desprecian la historia; debido a ello, son incapaces de cuestionar éticamente su alianza con los cínicos herederos del pinochetismo.

Por otra parte, me parece increíble lo que dicen por estos días los medios de difusión en torno a las ceremonias luctuosas por Allende: mientras los derechistas fundan un museo en honor a Pinochet, a los chilenos que pretendían conmemorar la muerte de Allende no se les permitió acercarse al Palacio de La Moneda. Y eso que quienes hoy gobiernan Chile se proclaman herederos del Doctor...

Ernesto dijo...

muy bueno el post, pero hace ver a los burgueses chilenos como los responsables y ejecutores del golpe de estado, mientras que yo pienso que el autor definitivo es los Estados Unidos, y Pinochet fue solo un titere

Nebe Gebhardt dijo...

Un detalle repugnante es que la soldadesca que le quitó la vida difundió que Allende se había suicidado.

Ana Valenzuela dijo...

Saludos Erat,

Mi recuerdo de Allende es traumático, mis hermanos tenían libros sobre el golpe de estado en Chile, yo sin saber leer les pedía que me explicaran. Después, lei los libros y era monstruoso.

Después lei lo de Pablo Neruda.

Asi que si alguna vez tuve una pesadilla de niña, fue ligado a esas imagenes y que después lei como una historia negra.

Saludos

Damián Shúah dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
marita nous dijo...

chin... y pensar que el "gabo" es uno de los más importantes "realistas mágicos". Será por textos como este?

Anónimo dijo...

Saludos desde Oaxaca Eratóstenes, pasando por aquí despues de mucho, el post esta con madre!

Anónimo dijo...

        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        
        

Gerardo de Jesús Monroy dijo...

Teculio, dejaste en mi blog un comentario sobre otra persona de la cual sólo conozco el lado, digamos, "bueno" o "positivo". No sé si tus acusaciones son ciertas, no sé si la razón está contigo; probablemente así sea, pero lo que me pareció de muy mal gusto es que me hayas utilizado en un pleito en el cual yo nada tengo que ver. El lugar donde tu comentario debería aparecer es en tu propio blog, así que te aviso que voy a borrarlo del mío.

Los que me visitan con alguna frecuencia saben que estoy abierto a la crítica y a la discusión, y que rara vez borro comentarios. Pueden insultarme si eso los hace sentir bien, pueden decir lo que les dé la gana... siempre y cuando tenga que ver conmigo. A partir de hoy voy a borrar mensajes ofensivos que se refieran a otras personas... a menos, claro, que se trate de políticos: ahí sí los animo a que les den con el sartén en la cabeza.

Avisados, pues.